Ayer fui a donar sangre para la madre de un amigo. Cando llegás, lo primero que te piden es que completes el cuestionario más facho que vi en mi vida. Con la excusa de la "ventana de riesgo" y con un principio basado en la pura ignorancia te preguntan "¿Alguna vez ha tenido sexo hombre hombre?"; "¿Ha tenido sexo con más de una persona?"; ¿Su pareja ha tenido sexo con otras personas?" Después de completarlo te mandan con otro tipo que te pincha el dedo, te toma la presión y te hace preguntas que ya contestaste en el cuestionario. Recién entonces te sientan en un sillón, te atan el brazo y te golpean en el antebrazo para buscarte la vena. Ahí te meten la aguja para que llenes un sachet de medio litro. Yo estuve sentado ahí 25 minutos mientras veía a otras personas llenar su sachet en cinco y salir a buscar el desayuno reglamentario. Mientras estaba ahí sentado el tipo me decía: "No tenés sangre" "Pibe, tu vena no va patrás ni padelante. Ni palos costados, va." "No le podrías donar sangre ni a un mosquito, vos" Y así. Al final no llené ni la mitad del sachet, que tiró junto con otra basura en una caja. Tengo que reconocer que me sentí un poco disminuido, menos hombre, menos persona, incluso.
Al menos me dejó el papelito para ir a desayunar.
Wednesday, January 16, 2008
Wednesday, January 09, 2008
Monday, January 07, 2008
El ascensor de mi edificio es de esos viejos, con puertas tijera negras. La parte alta de las paredes no es plena, si no que tiene un tramado de metal que deja pasar la luz. Y es una luz hermosa. Por suerte vivo en el último piso y cada vez que viajo en el ascensor me quedo mirando mi mano; los dedos se cierran sin lograr atrapar esa nada que se repite ocho veces cada cinco segundos. Sí, intenté sacarle alguna foto, pero la cámara no lo registra, así como no ve los fantasmas. Alguna vez paré el ascensor en un entrepiso pero la magia se pierde sin el movimiento. Hay cosas que sólo existen en su inexistencia.
Subscribe to:
Posts (Atom)