Ayer fui a ver el ciclo de Herzog que están dando en el San Martín. Primero que nada, vayan. Es muy recomendable, además de ser un buen refugio para el verano de mierda de Baires. Decía, fui a ver a Herzog, a su Lecciones de oscuridad y Woodabe, Pastores del Sol. Peliculones. La primera es un documental acerca del trabajo sobre los últimos pozos encendidos que quedaban en Kwait. Las imágenes son de un dramatismo zarpado y con una música (ahora no recuerdo el compositor) que se aseguraba que te entrara bien profundo lo que te estaban mostrando: lagos de petróleo, terrenos enormes pintados de negro, fuego y humo, las víctimas de la guerra. La segunda es otro documental. Trata acerca de los woodabe, una tribu nómada del desierto de sahara. Y éste es pura belleza. Los woodabe se consideran el pueblo más bello del mundo y creo que no le pifian por mucho. Herzog documenta una festividad en particular en la que se reúnen todas las tribus y los hombres jóvenes se preparan para desfilar y seducir a las mujeres. Los tipos se maquillan se preparan y bailan y las mujeres son las que eligen. Eligen un día a uno y otro día a otro y así. En esta película, uno se enamora de Herzog. ¿Cómo no enamorarse de alguien que ama tanto a la humanidad? Eso es lo que transmite Herzog: la belleza del amor, el dolor del amor, la pasión del amor, el amor del amor. Para volver a los woodabe, estos tipos dicen que la tierra no pertenece a nadie, sólo podría pertenecer a los humanos si éstos fueran pastores del Sol
PD: muy bien el San Martín por traer estas pelis y también por armar este díptico.
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment