la poesía la escribe el lector.
Tuesday, October 30, 2007
Sunday, October 28, 2007
Thursday, October 25, 2007
En Palermo Cheto hay un bar que en el fondo tiene un pasillo largo. El pasillo, también oscuro, lleva a un cuarto sin decoración, una mesa pequeña y dos sillas. Le dicen el Nada es gratis. Seguún está explicado en las reglas talladas en la mesa, todo lo que uno ordene será gratuito mientras los dos concurrentes acepten la publicación del informe. El informe no es otra cosa que una crónica de lo sucedido en el cuarto pero sin indicios ni metáforas. Un "¿Qué pedimos?" se ve expresado en su cruda realidad: "Por dios, quiero comerte esas tetas"; si alguien dice "¡Qué buen vino!" la computadora imprime: ¿Hasta cuando vas a dormir? y si alguien se excusa "Voy al baño" sale un desenmascarado: ¡Me abuuurrrrooooo! Pocas son las parejas que aceptan la publicación del informe que es proyectado en una pared del establecimiento. Pagan y se apresuran a salir del bar, evitando la mirada de Lara, mesera exclusiva del Nada es Gratis. Ella también es la única lectora de los informes, que imprime para guardarlos en una carpeta en su casa. Los lunes y martes, sus días francos, son dedicados a pasar a aquellas hojas, que después de risas, puteadas indignadas y alguna lágrima se convierten en estadística:
Nada es gratis (12 de marzo al 17 de marzo)
No me interesa/ me aburro: 5 veces
Uy, qué tarado: 8 veces
No quiero ser tu amigo/a: 8 veces
Quiero cogerte: 10 veces
¿Cuándo me vas a dar un beso?: 12 veces
Qué orto/qué tetas/qué lomo: 27 veces
Te quiero/te amo: 28 veces
No me lastimes, por favor: 62 veces
Nada es gratis (12 de marzo al 17 de marzo)
No me interesa/ me aburro: 5 veces
Uy, qué tarado: 8 veces
No quiero ser tu amigo/a: 8 veces
Quiero cogerte: 10 veces
¿Cuándo me vas a dar un beso?: 12 veces
Qué orto/qué tetas/qué lomo: 27 veces
Te quiero/te amo: 28 veces
No me lastimes, por favor: 62 veces
Cerca de Constitución, a espaldas de la estación de trenes, desde donde pueden verse los camiones que suben a la autopista, hay un pasaje largo que no cruza ninguna calle. En estos adoquines, que algunos llaman el Mar, uno puede pasarse la vida sin tomar decisiones. O, lo que es mejor pero lo mismo, uno puede decidirse por todo. No es necesario descartar las pastas porque ya se ha elegido milanesas con fritas; vino, cerveza y fernet conviven en el mismo vaso; Lucía y Julieta acceden a salir al cine, al teatro y a cenar; el puesto de diarios tiene un cambiador para probarse todas las prendas y juguetes que uno quiera llevarse y un beso es amor, es caricia y mentira. No hay nada que deba descartarse, nada que quede fuera, salvo las decisiones siguientes. Porque en aquel pasaje, la vida, en busca de no perderse de nada, se ahoga antes de llegar a la esquina.
Acabo de ver Sympathy For Mr Vengeance. Se supone que es la segunda parte de una trilogía que comienza con Old Boy. Es una muy buena peli, aunque no me gustó tanto como la primera. No sé, tal vez tantas historias que se cruzan hacen que al final le quite algo de peso al argumento, tal vez porque la actuación del protagonista de Old Boy es zarpada, tal vez por las peleas inexistentes en este segundo laburo. De todas formas vale la pena mirarla. Me di cuenta de que este director usa el sonido como una herramienta principal con la que relatar. Muchas veces lo que sucede, sucede fuera de cámara y uno se entera por lo que se escucha. Está muy bien logrado(potenciado porque uno de los protagonistas de sympathy es sordo). Otra cosa que disfruté fueron algunas tomas en picado casi total con un encuadres que parecen pinturas. También hay un laburo con los colores muy hermoso, aunque haya mucha sangre.
Me dan mucha impresión las operaciones, cortes, inyecciones y ese tipo de procederes pero disfruto de una buena pelea con sangre. Raro eso.
Me dan mucha impresión las operaciones, cortes, inyecciones y ese tipo de procederes pero disfruto de una buena pelea con sangre. Raro eso.
Tuesday, October 23, 2007
Conozco la mejor heladería de la ciudad. Además de gustos increíbles (Marroc, con pedazos grosos de marroc) sus clásicos como Chocolate amargo o limón te parten la boca. Tanto, que ya adoptamos a los que supimos llamar helados plenos: deme medio kilo de dulce de leche tentación (sí, el que viene con dulce de leche y cositas de chocolate). Nada de andar mariconeando con gustos mariquitas. Así que después de una panzada de tacos, cerveza y demases, después de desabrocharse el último botón del pantalón (o bajar el tiro del joggin) uno puede llamar y decir que vayan preparando medio kilo de mascarpone con futos del bosque, porque además de estar abierto hasta pasada la media noche (hasta las tres los fines de semana), queda a diez metros de la puerta de mi casa. Como dije, la mejor heladería de la ciudad.
Odio ir a la peluquería. Es una incomodidad que sufro desde chico. Tal vez porque mi viejo hacía que me raparan en la nuca: el ruido penetratne de la máquina, y el raspón frío de la navaja. Después, cuando empecé a ir solo era peor aún porque ya era conciente de que nunca me quedaba bien. Aún hoy, no entiendo cómo es que los peluqueros se las arreglan para cortarme siempre pal orto. Tengo el pelo abundante y bastante lacio, creo que es buena materia prima para que les salga algo no demasiado choto. Pero no, se esfuerzan y así me queda. Esta vez estuve como tres o cuatro meses sin cortarme el pelo, tanto que empecé a usar vincha. Pero también me arte de eso. Hoy pensé en raparme del todo, cada vez que me veo obligado a ir a la peluquería, considero agarrar la máquina y pelarme. Lo malo es que quedaría como un monje. En fin, por lo menos, ahora faltan otros dos meses para que tenga que volver.
Anoche terminé de leer El maestro y Margarita de Bulgakov: librazo.
Me hizo acordar un poco a Boris Vian, por los personajes y los delirios por los que transita. Aunque, sin haber leído mucho de Vian, me gusta más el trabajo del ruso. De alguna forma, la fantasía parece más ligada ala historia, como algo estructural del argumento, minetras que en Vian siempre me pareció como pegado, más un artificio que una obra.
Esta novela la publicaron como veinte años después de su muerte y al parecer el tipo, en algún momento la había quemado. Después volvió a escribirla de memoria. "Los manuscritos no arden", dice el Maestro.
La verdá que el libro me quitó algunas telarañas que se iban juntando en una parte de mi imaginación. Me refrescó la mente y ahora me gustaría escribir un poco así. Voy a probar con un cuentito cuando termine éste del río.
Me hizo acordar un poco a Boris Vian, por los personajes y los delirios por los que transita. Aunque, sin haber leído mucho de Vian, me gusta más el trabajo del ruso. De alguna forma, la fantasía parece más ligada ala historia, como algo estructural del argumento, minetras que en Vian siempre me pareció como pegado, más un artificio que una obra.
Esta novela la publicaron como veinte años después de su muerte y al parecer el tipo, en algún momento la había quemado. Después volvió a escribirla de memoria. "Los manuscritos no arden", dice el Maestro.
La verdá que el libro me quitó algunas telarañas que se iban juntando en una parte de mi imaginación. Me refrescó la mente y ahora me gustaría escribir un poco así. Voy a probar con un cuentito cuando termine éste del río.
Friday, October 12, 2007
Sunday, October 07, 2007
Recién llegado de larga noche que incluye: recital en puerto madero (qué bien que está bomba de tiempo) y fiesta algo modernosa y demasiado lleno de gente (descontando que no nos dejaron entrar por como media horae) En fin, acabo de comerme un pancho con papas fritas y mientras subía por el ascensor me preguntaba qué tan acertado había sido retirarse de la fiesta en ese momento. - Poco acertado - dice una voz que no le gusta que duerma. Pero ya se había terminado la última cerveza que pensaba tomarme, así que sumemos algunos eslabobes más a la conocida cadena infinita de malas decisiones. Si consideramos que pensé en volver a casa como una hora antes, haber llegado a este momento no está tan mal, ¿no? ¿NO?
Bueh, me voy a dormir. Mañana almuerzo bien, cocina mi viejo.
Bueh, me voy a dormir. Mañana almuerzo bien, cocina mi viejo.
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