Estuve de vacaciones en Brasil, ya contaré acerca del viaje pero ahora quiero hablar de otra cosa. Decía, estuve en Brasil, cerca de Salvador Bahía, en la isla Boipeba, en un pueblito que se llama Moreré. Alquilamos una casa en la playa y nos quedamos ahí. Fueron dos semanas de simplemente estar. Y de tanto estar llegar a ser. Estar y ser son las palabras precisas.
Hace un tiempo sentía que cuando viajaba me era más fácil escribir y sacar fotos. Después me di cuenta de que no se trata de viajar sino de mirar las cosas de otra manera. Ahora entiendo que todo eso, viajar, mirar de otra manera, son herramientas para apartar los mecanismos que nos cubren hasta dejarnos ciegos. Deleuze decía que (esto ya lo conté) no existen las hojas en blanco. Al empezar a escribir los escritores no se enfrentan a una hoja en blanco sino a una llena, tan tapada de clichés (de mecanismos) que no te dejan ver lo que realmente querés contar. El trabajo del escritor es hurgar entre esa maleza para encontrar una verdad.
En Moreré pasé mis días sentado o recostado en una hamaca. Cada mañana me tomaba unos mates y unas cervezas. Miraba el horizonte, escuchaba el mar y sentía la brisa en la piel. Estaba ahí. Sin nada de por medio. Yo era en ese momento y en ese lugar.
Saqué muchísimas fotos. Todas muy parecidas, del mismo lugar, desde el mismo lugar, tratando de vislumbrar qué había detrás de tanto cliché. Y ahí comprendí algo: no es cuestión de viajar, ni de mirar de otra forma, sino de realmente mirar para realmente ver. Estar de verdad para ser de verdad. Dejar de mentirnos, al menos un instante, una foto o un par de palabras.
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1 comment:
Buenisimo el remate este, me gusto.
Abrazo y a ver cuando nos juntamos.
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