Una historia (sea literatura, cine o fotografía) me parece buena cuando la siento en la piel. Los ojos, los oídos, la mente, incluso el alma, terminan siendo simples abogados. La piel es la jueza. En realidad, estoy diciendo mal. Es una sensación en la piel. Otra vez me equivoco. Es la falta de piel. Eso, la falta de piel.
Hoy iba en el bondi, leyendo un cuento de bolaño. El cuento era largo y varias veces me fijé cuánto me faltaba. La angustia de no poder terminarlo antes de mi parada me comía los ojos. Cuando doblaba por Acoyte pensé Mierda, no llego. Igual seguí leyendo. Por suerte, los dos semáforos hasta mi casa me dieron el tiempo justo para leer hasta la última línea y bajar apurado. Cuando salté a la vereda me di cuenta de que había sido una buena historia. Las cosas, todo a mi alrededor me llegaba como si no existiera límites entre el universo y yo. Como si no tuviera piel. Una chica llevaba en la mano una hoja seca, enorme, y la hacía girar como una flor. Guardé el libro en la mochila mientras daba pasos cortos. Miré a la mujer que había bajado delante de mí. Las baldosas se movían con sus pasos, como si la única razón por la que no caía al centro de la tierra fuera que alguien, su reflejo oculto detrás del piso, estuviera haciendo todos sus pasos opuestos. El bondi aceleró para cruzar antes del semáforo en rojo, retrocedí, miré alrededor. En el edificio, en el segundo piso, un tipo miraba la tele, los azules, los azules. Todo lo que estaba sucediendo se me metía y me parecía maravilloso. Mata Esponja.
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3 comments:
un amigo dice que es posible saber que estás ante una buena obra cuando, mientras la estás leyendo, no podés evitar ver, y comprender, el mundo a través de esos ojos, los que te concede ese texto.
Man, you're a poet. Qué cuento de Bolaño era? Me quedé con la intriga...
A: Ya no ricordo. Es que tengo un gran olvido.
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