Piano Man de Billy "dejate de" Joel.
Tuesday, March 29, 2011
Sunday, March 27, 2011
Tuesday, March 22, 2011
Friday, March 18, 2011
El otro día en lo de Ueno vimos un documental acerca de un bluesero negro de Texas. El documental era de los 60, con cámara en mano. Imagínense la vida de un negro, en los 60, en Texas. El documental es una serie de entrevistas y canciones que va tocando y cantando el tipo mientras habla de varias cosas. A veces está con amigos, todos negros, todos músicos. Entre trago y trago de su petaca de whisky habla acerca del blues, pero no como estilo musical, no sólo, sino como “the blue”. No sé si hay palabras en castellano para atrapar este sentido. Tal vez haya alguna en otro país latinoamericano con más negros. Tal vez la palabra “saudade” se le acerque. Lo que sí es seguro es que “saudade” y “blue” llegan a la misma profundidad y tienen alma negra. The blue toca la tristeza de ser arrancado de tu hogar, de tus paisajes; es perderlo todo. Ser esclavo sin metáforas, esclavo de cadenas y látigos. Es comprender que el hombre es capaz de toda esa miseria. The blue es la tristeza por el hombre. Y aún así algo de luz. Luz azul, claro. No fueron los negros los que inventaron la palabra “blue” pero son quienes le dieron su sentido último y total.
Wednesday, March 16, 2011
Como algunos saben mi único fetiche son las cámaras. Pero ahora, en mi búsqueda de llegar al formato medio, decidí vender las cámaras y lentes que no uso. Para esto abrí un blog: sacardistancia.blogspot.com
Tal vez puedan ayudarme a encontrar casa para estas niñas. Sólo manden esa dirección a sus conocidos y vemas qué pasa.
Tuesday, March 15, 2011
Monday, March 14, 2011
Thursday, March 10, 2011
Anoche, en el taller de Ueno vimos un documental de Chris Marker acerca del arte negro, el arte de los pueblos de África. Es un mediometraje de cuarenta minutos en blanco y negro. Una de las cosas que decía era que el arte negro no es arte en la forma que nosotros lo entendemos. Sino que el arte en África era la forma en que vivían, en que morían. La confección de una cuchara, una máscara ritual, una estatuilla religiosa, las ropas que vestían, todo era parte de eso que está detrás de los clichés, detrás de la hoja aparentemente en blanco, detrás de la belleza.
También hablamos acerca de llevar la cámara a todas partes, que se parece a lo que hacen algunos escritores: llevar siempre un cuaderno y una birome. Yo llevo un cuaderno, una birome y una cámara a todas partes. Pero casi no los uso. De todas formas creo que en estos momentos está bien. Ando contemplativo, ¿vio? Creo, lo estoy pensando ahora, que el ciclo pasa por tres etapas. La primera sería la contemplación, la segunda la verborragia y la tercera la búsqueda. La contemplación no sólo es mirar, también leer, escuchar, emborracharse con los amigos. La verborragia es esto mismo: escribir boludeces, sacar fotos a lo pavote. La búsqueda, y es ahí donde te quiero ver, es qué hacer con todo eso.
Siempre pensé que las fotos y las palabras se parecían. Para mí, una foto linda es como una palabra linda o una oración linda. O sea, caca. Una oración linda no es nada. Una foto linda no es nada. En realidad, hay pocas oraciones que solas llegan a internarse en las sombras del bosque, en las luces del bosque. Y ahora no se me ocurre ninguna. Es que si uno quiere, está bien, si yo quiero llegar a lo que está detrás de la belleza, de las palabras, de las fotos, no puedo quedarme sentado, satisfecho con lo lindo que salió todo. El sentido no está en las palabras ni en las fotos, incluso son las fotos, son las palabras las que nos esconden la vida, eso que late. Ahora, ¿cómo usar las fotos, las palabras, para que nos cuenten lo que tapan? Oh dilema. Cosa rara, esta gente en África parecía conocer el camino. Muchos de los pueblos que llamamos primitivos parecían conocerlo. Creo que Juan L Ortiz hablaba de esto en una entrevista. El Zen parece conocerlo. Y supongo que mucha gente más. Pero nos llenamos tanto de palabras, de imágines, de ropa, de televisión, de guita, de cosas que cada vez parece más lejos. Lo que sospecho es que en realidad no son las palabras ni las fotos lo que tapan la verdad sino nosotros mismos. Oooohhh, chocolate por la noticia. Sí, no soy original. Entonces, la forma de hacerlo es como se viene haciendo desde siempre: hay que buscar en el espacio entre las palabras, entre las fotos. A veces, cuando uno pone dos fotos juntas pasa algo. No pasa en las fotos, sino entre ellas: una alquimia. Amor, tal vez, a veces. Mierda. No pensaba llegar a esto. Así que el amor tiene algo que ver con la verdad, ¿no? Hmmm. Decía, después de contemplar, después de escribir y de sacar fotos a lo pavote, llegamos a la búsqueda, a la búsqueda de lo que está detrás de la belleza. Y para llegar a lo que hay detrás de las fotos, detrás de las palabras, tenemos que poder ver la alquimia que hay entre ellas.
También hablamos acerca de llevar la cámara a todas partes, que se parece a lo que hacen algunos escritores: llevar siempre un cuaderno y una birome. Yo llevo un cuaderno, una birome y una cámara a todas partes. Pero casi no los uso. De todas formas creo que en estos momentos está bien. Ando contemplativo, ¿vio? Creo, lo estoy pensando ahora, que el ciclo pasa por tres etapas. La primera sería la contemplación, la segunda la verborragia y la tercera la búsqueda. La contemplación no sólo es mirar, también leer, escuchar, emborracharse con los amigos. La verborragia es esto mismo: escribir boludeces, sacar fotos a lo pavote. La búsqueda, y es ahí donde te quiero ver, es qué hacer con todo eso.
Siempre pensé que las fotos y las palabras se parecían. Para mí, una foto linda es como una palabra linda o una oración linda. O sea, caca. Una oración linda no es nada. Una foto linda no es nada. En realidad, hay pocas oraciones que solas llegan a internarse en las sombras del bosque, en las luces del bosque. Y ahora no se me ocurre ninguna. Es que si uno quiere, está bien, si yo quiero llegar a lo que está detrás de la belleza, de las palabras, de las fotos, no puedo quedarme sentado, satisfecho con lo lindo que salió todo. El sentido no está en las palabras ni en las fotos, incluso son las fotos, son las palabras las que nos esconden la vida, eso que late. Ahora, ¿cómo usar las fotos, las palabras, para que nos cuenten lo que tapan? Oh dilema. Cosa rara, esta gente en África parecía conocer el camino. Muchos de los pueblos que llamamos primitivos parecían conocerlo. Creo que Juan L Ortiz hablaba de esto en una entrevista. El Zen parece conocerlo. Y supongo que mucha gente más. Pero nos llenamos tanto de palabras, de imágines, de ropa, de televisión, de guita, de cosas que cada vez parece más lejos. Lo que sospecho es que en realidad no son las palabras ni las fotos lo que tapan la verdad sino nosotros mismos. Oooohhh, chocolate por la noticia. Sí, no soy original. Entonces, la forma de hacerlo es como se viene haciendo desde siempre: hay que buscar en el espacio entre las palabras, entre las fotos. A veces, cuando uno pone dos fotos juntas pasa algo. No pasa en las fotos, sino entre ellas: una alquimia. Amor, tal vez, a veces. Mierda. No pensaba llegar a esto. Así que el amor tiene algo que ver con la verdad, ¿no? Hmmm. Decía, después de contemplar, después de escribir y de sacar fotos a lo pavote, llegamos a la búsqueda, a la búsqueda de lo que está detrás de la belleza. Y para llegar a lo que hay detrás de las fotos, detrás de las palabras, tenemos que poder ver la alquimia que hay entre ellas.
Wednesday, March 09, 2011
En Brasil, teníamos demasiado tiempo para pensar boludeces.
Pasaba que cada vez que nos alejábamos de las chicas, se acercaban los buitres a charlar con ellas. Unos llegaron a ofrecerles compartir el almuerzo que estaban preparando: pastas con langosta. Aclaremos algo: el plato de langosta salía, en cualquier puestito de la isla, arriba de los 50 reales, unos 120 pesos. Cuando volvimos, probablemente de comprar birra, las chicas nos contaron el episodio. Nosotros dijimos qué boludas, ¿por qué no aceptaron? Y Euge dijo que porque tal vez no les iban a cobrar un peso, pero seguro les pedían algo en la moneda de San Petesburgo. Pero un Petesburgo no se le niega a nadie, señora. Fue así que quedó instalado el marco de San Petesburgo o el Petesburgo. Y tras el Petesburgo toda una Pete-Economía. Claro que la moneda de intercambio es eso, de intercambio. O sea, pete para chabones y cocodrilo para minas. Pero todavía no descubrimos qué moneda usan los cocodrilos. Decía, desde Brasil que la Pete-Economía es tema de conversación. Hay pete-déficit, pete-intereses y, claro está, pete-deuda. Hay hasta un pete-plan quinquenal, porque es una economía seria. Obviamente, el Petesburgo no tiene un valor fijo, cambia según la oferta y demanda, según el mercado y según las fuerzas especulativas que cada vez más asolan estas tierras. Lo mejor de todo es que es la moneda más aceptada en el mundo, más que la mastercard, y en todos los casos, al pagar al contado, se obtienen grandes beneficios.
Pasaba que cada vez que nos alejábamos de las chicas, se acercaban los buitres a charlar con ellas. Unos llegaron a ofrecerles compartir el almuerzo que estaban preparando: pastas con langosta. Aclaremos algo: el plato de langosta salía, en cualquier puestito de la isla, arriba de los 50 reales, unos 120 pesos. Cuando volvimos, probablemente de comprar birra, las chicas nos contaron el episodio. Nosotros dijimos qué boludas, ¿por qué no aceptaron? Y Euge dijo que porque tal vez no les iban a cobrar un peso, pero seguro les pedían algo en la moneda de San Petesburgo. Pero un Petesburgo no se le niega a nadie, señora. Fue así que quedó instalado el marco de San Petesburgo o el Petesburgo. Y tras el Petesburgo toda una Pete-Economía. Claro que la moneda de intercambio es eso, de intercambio. O sea, pete para chabones y cocodrilo para minas. Pero todavía no descubrimos qué moneda usan los cocodrilos. Decía, desde Brasil que la Pete-Economía es tema de conversación. Hay pete-déficit, pete-intereses y, claro está, pete-deuda. Hay hasta un pete-plan quinquenal, porque es una economía seria. Obviamente, el Petesburgo no tiene un valor fijo, cambia según la oferta y demanda, según el mercado y según las fuerzas especulativas que cada vez más asolan estas tierras. Lo mejor de todo es que es la moneda más aceptada en el mundo, más que la mastercard, y en todos los casos, al pagar al contado, se obtienen grandes beneficios.
Wednesday, March 02, 2011
Acabo de llegar del taller de guille ueno. Vimos un video que me dejó pensando. Hablamos de lo que se esconde detrás de todo, lo que escondemos. Quiero esa búsqueda, ese rascar y rascarse. Uno vive los días y lo siente todo el tiempo: hay algo, a los lados del camino, detrás de la belleza. Siento que todavía me faltan muchos pasos para saltar fuera, a la oscuridad del bosque. Pero ya sé que el camino no es el bosque. Lo sé y ahora no hay vuelta atrás.
Tuesday, March 01, 2011
Ayer fui al cine a ver El cisne negro. Una caca, la verdá. Tiene sus momentos que están bien pero el final lo termina de arruinar. Igual, medio que viene cayéndose a pedazos desde el comienzo. Es que me parece un poco difícil lograr que el tema del doble, de los opuestas, no termine siendo un cliché. Difícil, digo, no imposible. Y este director no lo logró. Su Réquiem me pareció buena, aunque me dio tremendo bajón, y El luchador me pareció genial, con un Micky Rurke genial. No sé qué mierda le pasó que agarró una historia tan chota, un catálogo de clichés irremontable. A su favor tengo que decir que está bien resuelta la forma que está filmada, creo que técnicamente debe haber sido flor de desafío. Es que la cámara se mueve como si fuese un bailarín más mientras la coreografía sucede a su alrededor.
También vi Temple de Acero, de los Cohen. También caca. Otro buen director (directores, en este caso) con una mala película. ¿Por qué mala? Porque no pasa nada. No pasa nada. La chica va por la vida con la misma cara de mongui, tanto si la están por matar, si ve que matan a alguien más, si está comiendo un pancho. Sólo Jeff Bridges hace un buen trabajo. Y la fotografía está bastante bien. Pero no sé qué mierda les pasó a los Cohen. Encima, termina con escena en un pozo que es cualquiera.
En fin, ya dejo de quejarme como una vieja.
También vi Temple de Acero, de los Cohen. También caca. Otro buen director (directores, en este caso) con una mala película. ¿Por qué mala? Porque no pasa nada. No pasa nada. La chica va por la vida con la misma cara de mongui, tanto si la están por matar, si ve que matan a alguien más, si está comiendo un pancho. Sólo Jeff Bridges hace un buen trabajo. Y la fotografía está bastante bien. Pero no sé qué mierda les pasó a los Cohen. Encima, termina con escena en un pozo que es cualquiera.
En fin, ya dejo de quejarme como una vieja.
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