Bueno, no pude evitarlo, ayer me quedé hasta la madrugada releyendo The catcher in the rye y hoy me desperté temprano para terminarlo. Sigue siendo maravilloso. Me devolvió algo de felicidad. Tal vez no soy tan diferente al que era. Tal vez lo que nos hace felices no cambia tanto a lo largo de la vida.
Si no hubiese prestado los otros libros de Salinger, ahora mismo estaría releyendo.
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