He visto mucho porno en mi vida. Ya les conté de la primera porno que vi y ahora vamos a seguir en esa temática. Hace algunos años trabajaba en multicanal, en el callcenter. Mi horario iba de medianoche a seis de la mañana. Sí, horario choto pero que me dio tiempo para leer, para escribir y para ver mucho porno. Hasta que entré a ese trabajo, mis únicos accesos a la pornografía habían sido las películas que alquilábamos en la adolescencia y las otras codificadas, que había que moverse de arriba abajo y de izquierda a derecha para entender algo. Pero multicanal me mostró todo un mundo. En ese horario sólo trabajábamos cinco: tres hombres, uno de treinta y tantos y dos de veintitantos y dos mujeres, una de veinti y pocos y otra de treinta y pocos . No nunca pasó nada Y ahora que lo pienso eso sí que es extraño. Bueh, supongo que los cuatro éramos bastante raritos. Decía, llegábamos, laburábamos un par de horas hasta que todos los clientes se iban a dormir y entonces nos quedaba toda la noche para nosotros. Claro que siempre estaban esos llamados molestos, por lo general alguien reclamando por el porno que no estaban pudiendo ver. Porque, básicamente, ésa era la razón de nuestro trabajo: la pornografía que se desplegaba codificada a lo largo de esas seis horas. En la sala donde trabajábamos había seis televisores, dos de los cuales estaban siempre en Playboytv y en Venus. Otra de nuestras funciones era controlar que la señal estuviera saliendo bien. Así que durante dos años y medio de mi vida, vi seis (o doce) horas de porno diaria. Claro que a los pocos meses ya ni me llamaban la atención. Porque ni siquiera era que pasaban cosas raras ni nada. Venus era el conservadurismo del porno y Playboy no era ni siquiera porno sino pura histeria que se quedaba a mitad de camino. Ah sí, no sólo saco fotos y escribo, también puedo hacer crítica cinematográfica. A veces, cuando no había nada más que ver en lo otros canales, nos sentábamos a comentar la transmisión. Eso sí, en voz baja y con la tele muda, porque había que respetar a los que estaban durmiendo. Las mujeres que trabajan conmigo, siempre se ufanaban de que lo que tenían en casa era mucho más grande que la de Rocco (andá a saber) y nosotros calificábamos los petes en escalas de uno al diez. Pero la verdad que los petes de las pornos pocas veces superan el 7. Se hablaba bastante de sexo (sí, aún así, nunca pasó nada entre nosotros), era uno de nuestros temas principales, pero el tema más recurrente eran las relaciones de pareja. En ese tiempo andaba medio casado, vivía con mi ex y teníamos una vida de pareja. Claro que cada noche después de cenar, yo salía a mirar horas y horas de porno y sólo llegaba a casa a las siete de la mañana, un par de horas antes de que ella entrara a su trabajo.
En fin, ya me olvidé qué era lo que quería contar.
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