Tuesday, May 18, 2010

Cuando escribo ficción logro esquivarme y llegar a lugares que de cualquier otra forma me son vedados. Escribiendo descubrí muchas cosas de mí mismo. Ahora, con los guiones, estoy entendiendo las formas de amor que mi ser (andá a saber qué parte) puede distinguir. Por el momento hay dos categorías claras: amor pendejo y amor adulto. Tal vez no sean categorías sino diferentes etapas de madurez de la persona y del amor. Pero bueh, tanta teorización embola.
Amor pendejo llamo a esos amores que a los escritores les gusta contar. Amores que son como estallidos de luz o de oscuridad. No sólo es la pasión que te arrastra sino una necesidad, un hambre de sentir. Pero hay algo en ellos que son pura mentira. No sé, tal vez porque lo que leemos, lo que vemos en las pelis, está basado en este tipo de amor, nuestra cabeza crea un imaginario de que el amor es eso.
Amor adulto llamo a esos amores que pocas veces se escriben. Y si alguna vez se hace es para contar una tragedia que los cruza. Son amores que además de pasión y cariño requieren esfuerzo y dedicación. Son amores que no brindan ningún espectáculo, sólo el cansancio y la satisfacción de un día de trabajo.
Ahora, la mayoría de las veces fui tras los amores pendejos. Hay algo en mí que busca el amor abandonado, el amor imposible, el amor como fulgor, como implosión de agujero negro, el amor que como consecuencia siempre tiene la infelicidad. ¿Por qué esa parte de mí no puede concebir un amor feliz? ¿Por qué no puedo construir un amor? ¿Será que hasta el amor me da fiaca? Qué pajero, ¿no? O qué cagón, más bien.

3 comments:

Santa Toronja! said...

mil rotulos, pero en definitiva, no deja de ser amor, no?

saludos!

paulenka said...

Tolstoi ya lo investigó todo en Anna Karenina... te lo recomiendo!

bp said...

y también Los desposeídos de Ursula Leguin. hermoso libro!