No, ya te dije, no puedo amarte. Porque ya estoy enamorado de otra mujer. En serio, muy enamorado. De una chica. No sé cómo se llama. ¿Qué importa? Está bien, no me creas. ¿Para qué te voy a contar si no me creés? En el bondi, la veo todas las mañanas. Sube en San Martín, en el Mcdonalds. ¿Como voy a hablarle si no la conozco? ¿Estás loca? No sé, que es muy linda. Pero no es eso. Si, vos sos más linda, es verdad. Pero ya te dije que no es eso. Es morocha. Morocha y de pelo largo. No, más largo, hasta la cintura casi. No sé, ¿y qué le podría decir? Va a pensar que estoy loco y voy a tener que cambiar de bondi. No, así está bien, prefiero verla cada mañana.
¿Estás despierta? ¿Sabés qué? Ya sé qué es lo que me gusta de ella. Lleva el pelo atado pero siempre después de sentarse se lo desata y se lo va peinando. Así, con la mano.
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