Tuesday, August 19, 2008

Acabo de terminar de leer La ley de la ferocidad de Pablo Ramos. Me encantó. Se nota que buscó y rebuscó en su propia historia, en su propia mierda, hasta encontrar lo que en realidad quería contar. La sinceridad te raspa en cada palabra. A veces me incomoda tanto tango todo junto pero supongo que el descenso (toda búsqueda real parece ser un descenso) es así. Imposible despegarse de este protagonista que es capaz, después de días de autodestrucción, de la mayor ternura.

Con este libro me pasó algo que no me pasaba hacía mucho tiempo: leí caminando. Me bajaba del bondi con el libro abierto y caminaba a donde tuviera que ir sin dejar de leer.

3 comments:

Vivian said...

ufa, a mí hace mil que no pasa eso de leer caminando!

{ maría } said...

a mi me pasó de tener que dejarlo porque era demasiado feróz, demasiado insoportable. me partía en mil pedazos.
cerré el libro, quice leer los cuentos, pero volví. Hasta que no lo terminé no paré.violento es poco,tierno es poco, violentamente tierno va mejor.
A mi me gustó mil veces más el orígen de la tristeza.
mata, gracias una vez más. sabés xqué.maria

Mata said...

v: es una buena forma de juzgar un libro

m: como siempre me pasa, el origen.. lo leí cuando salió, en otra época de mi vida, y no me gustó tanto. Me pareció que el tango que contaba no era tan sincero como el de la ley...

de nada