Ayer fui a ver He reprobado, pero…(Rankudai wa shita keredo) de Ozu, ese director japonés que inventó el plano que simula la visión de una persona arrodillada sobre un tatami. La película era del ´30, blanco y negro y muda. A pesar de que no se vendía como puro entretenimiento, estuvo muy bien. Creo que es la primera vez que veo una película donde ni siqueira hay música de fondo, todo se sostenía por la fotografía y los actores. Lo que más me gustó fue que a través de la expresión corporal de los actores, sin llegar a la exageración, pudieran contar una historia de sesenta minutos. Por ejemplo, Buster Keaton o Chaplin que también eran capaces de esos gestos mínimos preferían movimientos más exagerados.
En fin, muy recomendable para quien quiera ir al San Martín esta semana.
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