Friday, August 29, 2008

Frase de la noche:

"No me dejen hablando sobrio."

Saturday, August 23, 2008

Me despierto en mi cama. Miro el dibujo de la luz sobre la pared, junto a la biblioteca. Deben ser las once, es sábado. Me vuelvo a acostar. Escucho que Tilsa sale de su cuarto. Buen día, dice. Buen día, grito. La escucho salir del baño. Hacete café, grito. Ni en pedo, dice. Bueh, ponete el agua, yo hago el café. Dale. Ruido de la pava llenándose de agua y del encendedor que nunca enciende. Tilsa pone un tema en el equipo. No lo conozco. ¿Sabés qué es lo mejor para los sábados a la mañana?, pregunto. Me habías dicho, dice y sigue cantando. Los bitls, digo. Y en este caso el compilado de los top uan que está ahí. Ah, dale, pero primero escuchemos esto que quiero sacarlo en el piano. Sisi, sólo te decía para que fueras feliz, creo que no escucha lo que digo pero no insisto. Empieza a sonar la armónica de lov mi du. Me levanto. El agua hierve. Otro día hermoso.


tilsa sillón ventana 01

Friday, August 22, 2008

Anoche soñé que le daba un beso a una chica que siempre me gustó pero que nunca pasó nada. El beso no fue uaaauuuu pero aún así no estaba mal. Lo que me sorprendió fue que en un momento me dije: "Esto es un sueño". Hice todas esas prubas de realidad: cachetearme, pegarle a algo y que me duela, preguntarle a la gente a mi alrededor, tocar paredes y muebles, y todo dio positivo. Según la noción de realidad que manejo, aquello no era un sueño. Obvio que después la chabona me esquivó mi intento de sexo alocado.

Los sueños podrían ser más buena onda, no les cuesta nada.

Thursday, August 21, 2008

Acabo de ver Election 2 de Johnnie To. Como la primera, una gran película de mafia. Como la primera, con su fotografía de claroscuros que tanto me gusta. Esta vez, no suceden tantas cosas que el espectador no sabe sino que la magia queda a cargo de la transformación del protagonista. Una nueva elección de las tríadas obliga a uno de sus miembros a postularse. Pasa que este tipo es un hombre de negocios que no quiere involucrarse con las internas de la mafia pero termina no encontrando otro camino que luchar por su elección. El enfoque más humano (psicológico o espiritual, para los que no les gusta cuando uso esa palabra) le da, comparado con la primera parte, una mayor profundidad a la historia.

Quien quiera verla y no la vio deje de leer acá.











Pequeñas joyitas:
- la dualidad que deben enfrentar protagonista y antagonista debido a su oficio y a su paternidad.
- cuando el protagonista le dice al cana que no quiere convertir la mafia en algo familiar, que quiere que su hijo sea doctor o abogado, le pega una trompada y el cana se levanta; le pega otra y otra, como cinco veces y el cana queda en pie; después de pegarle la última trompada el que cae rendido ante la realidad, ante el futuro que se creó, es el protagonista, sentado en el piso, llorando entre sus rodillas.

Wednesday, August 20, 2008

Otro fragmento:

Demian y Andrea se separaron dos veces, como si rebotaran. Nunca discutieron, sólo se lastimaron con paciencia. Bastaba con que alguno opinara cualquier cosa acerca de un tema para que el otro opinara lo contrario. De a poco, los recuerdos que tenían en común se distorsionaron hasta volverse opuestos. El departamento era cada vez más chico, las lecturas silenciosas de Demian se prolongaban y las conversaciones se acortaban. Se rindieron como quien se duerme de cansancio: sin oponer resistencia, concientes de que habían perdido la batalla hacía tiempo, aunque aún ahora no saben cuándo. ¿Y? ¿Supiste algo de Raquel?, preguntó Andrea mientras cebaba otro mate. No, nada. A Demian todavía le incomodaban aquellas preguntas; él nunca quería saber nada de los tipos con los que ella salía. Dos formas de masoquismo. ¿Pero la llamaste? Demian buscó la cámara de fotos, se arrodilló, encuadró la ventana, la mesa, el sol que caía sobre el pelo de Andrea y le dibujaba media máscara de sombra, el ojo izquierdo brillaba como el ámbar. Ella lo miró con cansancio. No seas pesado, dijo. Él escondía cajas y bolsas repletas de fotos de Andrea. Muchas veces, cuando intentó extirparla, aunque sólo fuera de su mente, aunque sólo fuera de su casa, o cuando creía que la relación con alguna mujer podía prosperar, pensó en regalárselas, tirarlas a la basura o quemarlas pero siempre eran salvadas por la nostalgia o la justificación del arte. Dejó la cámara sobre la mesa y tomó el mate que le ofrecía Andrea. No, no la llamé.

Tuesday, August 19, 2008

Acabo de terminar de leer La ley de la ferocidad de Pablo Ramos. Me encantó. Se nota que buscó y rebuscó en su propia historia, en su propia mierda, hasta encontrar lo que en realidad quería contar. La sinceridad te raspa en cada palabra. A veces me incomoda tanto tango todo junto pero supongo que el descenso (toda búsqueda real parece ser un descenso) es así. Imposible despegarse de este protagonista que es capaz, después de días de autodestrucción, de la mayor ternura.

Con este libro me pasó algo que no me pasaba hacía mucho tiempo: leí caminando. Me bajaba del bondi con el libro abierto y caminaba a donde tuviera que ir sin dejar de leer.

Saturday, August 16, 2008

Otro párrafo del cuento:

Después de ver setenta y ocho departamentos, encontraron en el número setenta y nueve, dos ambientes, planta baja, a una cuadra de Plaza Cortázar, un lugar donde vivir juntos. Al principio comieron sobre una gran caja de cartón, orgullo de Demian, que soñaba con ser artista, siempre imaginado en buhardillas de París. Pero Andrea no tardó en desalojar la caja que ya había ganado varias manchas de comida y una pendiente hacia el centro. Los ecos del departamento fueron silenciándose con una mesa, sillas, la biblioteca, fotos tomadas por Demian, que comenzaba a ser un buen fotógrafo. De a poco aquel hogar se convertía en el refugio donde él descubrió cómo ser feliz y donde ella se permitió estar triste. Andrea, cada vez más sombría, el pelo cada vez más corto, lloraba por las noches tras sábanas y dientes apretados. Ahora, frente a su taza de café, Demian miraba a la gente cruzar Rivadavia mientras pensaba que en aquel tiempo no había sabido comprender que las personas no siempre están listas para ser felices. Sonó el timbre. Subo, dijo Andrea. Hacía tiempo que tenía llave de la puerta de calle. Le había quedado de una vez, años después de haberse separado, en que había tenido que mudarse de su departamento. Demian debió insistirle para que aceptara quedarse en su casa unas semanas. Hasta que encuentres algo. Durante aquellos días vivieron como si nunca hubiese habido un corte. Cocinaban, comían y a veces, aunque nunca volvieron a coger, dormían abrazados. Bailaban cada noche, recibieron varias quejas de la vecina de abajo. Andrea dejó de contestar los llamados de Diego y Demian, escudado por un helado de chocolate amargo y menta granizada, le dijo a Alejandra que era mejor que ya no lo intentaran. Andrea rescató dos plantas que agonizaban en un rincón oscuro y les hizo lugar en la biblioteca. De pronto, Demian nunca supo cómo ni cuando, había cinco plantas con macetas nuevas en la biblioteca de su sala y era como si siempre hubiesen estado ahí. O, más bien, esto pensaba mientras oía el ruido del ascensor que acercaba a Andrea, como si fuese una obviedad del destino.

Thursday, August 14, 2008

A veces me da miedo esto de escribir siempre sobre mí. Tengo la sensación de que en una época vivía mucho más que ahora; la mayoría de mis relatos surgen de esos años. El problema es que ,ahora que me pasan menos cosas, vivir historias es un proceso más lento que escribirlas. Entonces, es como si me estuviera comiendo mis ahorros.

Wednesday, August 13, 2008

Párrafo de un cuento:

Demian y Andrea se conocieron jóvenes, casi niños. Ella tenía dieciocho años y él veinte. Como todas las historias que se conjuran a esa edad, se convirtieron en la única representación del amor que conocerían. Todas las otras relaciones que iban a llegar, que llegaron, debían pasar por aquel agujero; sólo que en este caso el vacío tenía una forma determinada, como un juego de encastre, donde los ángulos hacían fracasar cualquier intento por no parecerse en nada a su Andrea, a su Demian, o por parecerse demasiado pero no serlo del todo. Antes de Demian, Andrea había dicho muchas veces "te amo". Antes de Andrea, Demian no creía que tal cosa existiera. Aún así, fue él quien a pocos meses de conocerla, después de salir apurados de una fiesta en busca de un lugar donde coger, dijo el primer "te amo". Te amo, dijo después de un beso que comenzaba a dejarlos sin aire. Creo que te amo, dijo Demian. Un año más tarde, la misma noche en que se mudaron juntos, Andrea utilizaría este recuerdo para argumentar su teoría de “valiente cobarde”. Según ella, Demian era capaz de actos de valor sorprendentes, tan increíbles que él mismo no podía reconocerse en ellos y se asustaba de no haber tenido miedo antes. Nos mudamos juntos, dijo él, acostado en la cama con el teléfono sobre el pecho y el tubo apoyado en su oreja. Demian estaba harto de que sus padres odiaran a Andrea y Andrea estaba harta de su padre, que en el fondo odiaba. ¿Estás seguro?, dijo ella mientras intentaba que la felicidad y el terror no se filtraran en su voz. Creo que sí, dijo él.

Monday, August 11, 2008

Aquella nohce, Juan lo recuerda cada noche, no supo ser hombre. Otro le había manoseado la mujer y él se hizo el borracho, el que no se daba cuenta de aquel brazo (a veces bestial) que dividía en dos el vestido rojo. Ella trató de refugiarse tomándolo de la mano pero a ninguno de los dos hombres parecía importarle aquel gesto. Al fin regresaron a casa. Menos mal que no te peleaste, tenía miedo, ese tipo daba miedo, le dijo su mujer sin darse cuenta de que era lo peor que le podían decir. Cualquier palabra, todas miserables, eran lo peor que podían decirle. Ella se acostó, Juan esperó un par de cigarrillos. El humo se mezclaba con la madrugada; aquel frío, la mejor excusa para el pozo en el que se había convertido su cuerpo. Como quien escapa de un castigo, Juan entró al cuarto conciente de que ella escuchaba sus pasos. Se acostó. Después de tratar de dormir, de mirarla dormir, se obligó a recordar peleas de su niñez, rencores de adolescencia, discusiones con jefes y compañeros. Era la primera vez que se reconocía cobarde. Quiso gritar, golpearse pero permaneció inmóvil, entre sombras que se empequeñecían con el paso de los autos. Volvió a mirarla, tan hermosa que parecía lejos de él. Comenzó a besarla como quien pide permiso. Ella lo apartó. Cuando estaba a punto de regresar a su lado de la cama, Juan quitó la sábana y le aferró las muñecas. No le importó que ella se negara, que tratara de alejarlo, que le clavara las uñas en el brazo. Con sus rodillas logró separarle las piernas, mientras su mano repasaba una y otra vez la espalda, la cintura, la cadera que aquella noche no había defendido. Cuando al fin ella dejó de resistirse, Juan supo que tampoco iba a poder cogerla.







PD: no me gusta la última oración pero todavía no encuentro una buena forma (que no sea mojigata) de decir que no se le para.

Wednesday, August 06, 2008


Es una falta de educación
que las personas con las que uno ha salido
estén ahora más buenas
mientras uno tiene el decoro de estar cada día peor.

Tuesday, August 05, 2008

Ayer soñé con un lugar donde a quienes querían dejar de fumar los ponían en un campo enorme con un alambrado extensísimo. No era para que no pudieran salir sino que la gente llevaba unos alicates con los que cortar parte de la maya del alambrado y después tirar. Cientos de personas estaban ahí, hiperquinéticas y desquitándose con el alambrado. Como hacer explotar los globitos de ese envoltorio protector, sólo que esto a una escala zarpada.
Voy a usarlo para un cuento.

Monday, August 04, 2008

La cama me está empezando a dar miedo. En la última semana hubo tres días que dormí como doce horas. No preocupa tanto la cantidad sino diluirme. Como si la cama quisiera hacerme parte de ella, mi cuerpo se ablanda y a pesar de que ya logré despertar y un estado de conciencia casi pleno vuelvo a caer en el sueño.
Encima me pone de muy mal humor.
Ayer fui a ver He reprobado, pero…(Rankudai wa shita keredo) de Ozu, ese director japonés que inventó el plano que simula la visión de una persona arrodillada sobre un tatami. La película era del ´30, blanco y negro y muda. A pesar de que no se vendía como puro entretenimiento, estuvo muy bien. Creo que es la primera vez que veo una película donde ni siqueira hay música de fondo, todo se sostenía por la fotografía y los actores. Lo que más me gustó fue que a través de la expresión corporal de los actores, sin llegar a la exageración, pudieran contar una historia de sesenta minutos. Por ejemplo, Buster Keaton o Chaplin que también eran capaces de esos gestos mínimos preferían movimientos más exagerados.
En fin, muy recomendable para quien quiera ir al San Martín esta semana.

Saturday, August 02, 2008

El embole de andar buscándole razones a todo es que la felicidad no suele ser racional; la tristeza sí.

Friday, August 01, 2008

El otro día pensaba:

las cámaras digitales son a las analógicas

lo que el blog a la literatura.

Los escritores son todos ladrones y mentirosos. Plagiar y mentir son su oficio, su adicción, su excusa de vida.
Hace años que con mis amigos pensamos en comprar una isla para mandar a el/la/los hermano/a/s que no soportamos. No todos tienen candidatos pero sí la mayoría. Que se metan ahí así no joden más.