Wednesday, March 09, 2011

En Brasil, teníamos demasiado tiempo para pensar boludeces.
Pasaba que cada vez que nos alejábamos de las chicas, se acercaban los buitres a charlar con ellas. Unos llegaron a ofrecerles compartir el almuerzo que estaban preparando: pastas con langosta. Aclaremos algo: el plato de langosta salía, en cualquier puestito de la isla, arriba de los 50 reales, unos 120 pesos. Cuando volvimos, probablemente de comprar birra, las chicas nos contaron el episodio. Nosotros dijimos qué boludas, ¿por qué no aceptaron? Y Euge dijo que porque tal vez no les iban a cobrar un peso, pero seguro les pedían algo en la moneda de San Petesburgo. Pero un Petesburgo no se le niega a nadie, señora. Fue así que quedó instalado el marco de San Petesburgo o el Petesburgo. Y tras el Petesburgo toda una Pete-Economía. Claro que la moneda de intercambio es eso, de intercambio. O sea, pete para chabones y cocodrilo para minas. Pero todavía no descubrimos qué moneda usan los cocodrilos. Decía, desde Brasil que la Pete-Economía es tema de conversación. Hay pete-déficit, pete-intereses y, claro está, pete-deuda. Hay hasta un pete-plan quinquenal, porque es una economía seria. Obviamente, el Petesburgo no tiene un valor fijo, cambia según la oferta y demanda, según el mercado y según las fuerzas especulativas que cada vez más asolan estas tierras. Lo mejor de todo es que es la moneda más aceptada en el mundo, más que la mastercard, y en todos los casos, al pagar al contado, se obtienen grandes beneficios.

1 comment:

Anonymous said...

pete deuda seguro implica cocodrilos en extinción.
y poné fotos, mielda
te quiero!
Vicky