Wednesday, April 30, 2008

Frente a casa hay un cartel enorme de publicidad: a veces de shampoo, otras de películas, del festival de cine y de zapatillas, también hay días que se encuentra en blanco. Vivo en esta casa hace dos años y medio y todavía no pude ver cuándo mierda es que cambian el cartel. Es muy grande así que supongo yo que les tiene que tomar varios minutos hacerlo. Y tengo una vida lo suficientemente desordenada como para haber mirado por la ventana en todo horario posible. Aún así, nunca pude ver el cambio. Comienzo a sospechar que esta gente labura entre segundos. Me imagino a miles de chabones moviendo cosas, acomodando sillas, peinando a la gente en la calle mientras el tenedor con fideos al pesto queda suspendido frente a nuestros labios, mientras una copa queda inmóvil en su destino de estrellarse contra el piso, mientras la mano de ella queda a un centímetro de la mejilla de él. Como en el teatro, alguien arregla todo para que nosotros podamos acutar. Sospecho que muchas otras cosas suceden en ese no tiempo, además de los cambios de vestuario, de luces y de carteles.

cartel noche 01

PD: ¿No había una película que era así?
Ayer me llamaron para ir al cumpleaños de un amigo pero dije que estaba ocupado. Estaba intimando en la cama con Alan Pauls y todos sabemos que no es fácila abandonar a un tipo así.
A esta altura, ya nos entendemos mejor con el muchacho. Veo que es talentoso además de, como dijo Ausencia, lindo. Eso que antes sentía como abuso de la prosa, ahora lo comprendo como una larga degustación. Al tipo le gustan las palabras (por lo que se ve, las suyas más que ninguna) y las mantiene en la boca como un vino de cien pesos, o de cien euros, más bien. Convierte la narración en un fluir constante, en una música llena de violines y clarinetes. Y todo bien con la música y los clarinetes pero a veces me embola. No todo lo que se dice merece ochenta analogías y comparaciones. A veces con decirlo en una oración es suficiente y también la mejor elección que se puede hacer. Cierto es que yo suelo excederme en la síntesis, pero este tipo se excede para el otro lado.
Aún así, me gusta. Los personajes me gustan. Me gusta el cliché del amor. Supongo que todos nos sentimos identificados con la historia de corazones rotos.
Mientras leo (todavía ni llegué a la mitad) no puedo dejar de recordar a mi Sofía y al Rímini que yo era.


kilombo de relfejos

Tuesday, April 29, 2008

Tenía pensado contarles pequeñas cosas esta noche pero descubrí algo zarpado. Seguro que muchos de uds los conocerán pero yo, recién hoy, por primera vez, navegando por internet me tropecé conTania María y Nhop. Y me volaron la capocha. Más la cantante y pianista brasilera, que tiene tooooooda la onda. No se puede creer que pueda hacer las dos cosas a la vez taan zarpadas. El bajista danés, también, está que no puede más.

Primero. Los dos improvisando:


Segundo. Nhop y Toots Thielmans (mi armoniquista preferido):


Tercero. La joyita. Tania María con su banda que suenan de la reputamdre:

Monday, April 28, 2008

Empecé a leer El pasado, de Alan Pauls. Al principio, y estoy en el principio, la prosa me resultaba algo expulsiva. Ahora me acostumbré un poco pero me sigue pareciendo que hay párrafos algo vacíos. A veces me da la misma sensación que cuando veo algunos capítulos de Lost. Esto es relleno, me digo. Tengo un presentimiento: cuando termine el libro me va a parecer que le sobran la mitad de las páginas (es un libro gordito).
De todas formas, me gusta la relación del protagonista con su mujer. En algunos pasajes me hace acordar a Cortázar, pero esa sensación se disipa pronto.
Ya les contaré cómo sigue mi relación con el hermano mayor de los Pauls.
¿Qué onda esa familia?

Friday, April 25, 2008

Hoy buscaba un libro para ir al baño. Asomado del lado de las hojas, escondiendo su nombre, se me insinuó un flaquito. Lo agarré. Anobium Pertinax, una selección de poemas de Tomi Kontio. No sé cómo llegó este libro a mi biblioteca. Tal vez en un tiempo lo supe pero mi memoria es más que caprichosa.
Es un libro de poemas. Por lo general no leo poesía porque no la entiendo, no logro disfrutarla. Pero este libro está muy bien. Es probable que sea más accesible, para lectores burros como uno. En fin, es otra buena fuente de plagio este Tomi Kontio.
Les dejo un fragmento:

“ Me convertí en niño de vuelta,
dejé caer mi ceguera como pañuelo por la ventana
y vi que no cae,
que el universo no se expande,
que entre las estrellas no hay distancia,
que los vivos no están más cerca que los muertos,
que la tierra no es redonda,
y que todo está
en un solo punto: donde el carbón se convierte
en diamante, el sufrimiento en palabra.”




PD: si alguien sabe cómo llegó este libro a mis manos, por favor avise. Y no se ofendan si me lo regalaron o prestaron y yo lo olvidé. Antes de putearme, recuerden que los quiero. (Sospecho de Martín H)
Vi otras dos películas de Kim Ki Duk: Hierro 3 (Iron 3) y Bad Guy (Nappeun Namja). Las dos están bien aunque no alcanzan el nivel de La Isla. De todas formas, en las dos se presentan escenas maravillosas. Para ejemplificar: en Hierro 3 hay una escena que la mujer abraza al marido despreciado para llegar a besar al verdadero amor, que está unos centímetros más allá; en Bad Guy, en un momento parece que la chica va a besar al tipo pero le vomita en el brazo.
Lo que sí me dio la impresión de que en las películas anteriores a Primavera, Verano, etc., el tipo hacía historias más pulenta. Que las fue diluyendo para que fueran más vendibles. Porque Bad Guy, que es anterior, tiene una historia super potente, con personajes que tienen una relación amor odio bien visveral. En cambio, Hierro 3, que es posterior, tiene una historia de amor nada más, no tanta víscera. Es más bonita que potente.
En todas las películas que vi de Kim ki Duk, alguno de los protgonistas no habla nunca o casi nunca. Si hablan, gritan algo sin mucho sentido en las palabras, sino más bien en el grito mismo. También vi eso en películas japonesas. Sí, lo sé, por aquellos pagos tienen otros códigos.

Wednesday, April 23, 2008

Me di cuenta de que puedo subir las películas de las que estuve hablando. Acá va el primer capítulo de 5 centímetros por segundo ( Byōsoku Go Senchimētoru ) de Makoto Shinkai. Son unos 25 minutos de pura belleza. Como diría Angelita, estaría bueno que fuera una cosa para poder abrazarla.
Recomendación: dejen varios minutos para que cargue, así no se traba.

Al regresar a casa, después de cerrar la puerta de metal y dejar las llaves en la mesada entre la hornalla y los platos sucios, me quité las zapatillas y me acosté en la cama. Con los pies empujé la toalla y ropa arrugada hasta que logré estirarme. Busqué con la mano el paquete de galletitas. La primera estaba húmeda y la tiré por la ventana. Encendí el televisor. Las imágenes mudas iluminaron el cuarto que era toda mi casa. Me apoyé contra la pared, la pantalla fuera de mi vista. La ventana abierta a mi derecha dejaba entrar algo de viento y el sonido de ruedas sobre el asfalto. Era un día 23, así que me tocaba recordarla. Recordar cada detalle, cada matiz de luz y sombra. En los primeros años, todos los días entrenaba mi memoria por miedo a olvidar su sonrisa, su voz, la forma en que agarraba los cubiertos. Hasta que me descubrí engañándome. No, ella nunca había dicho eso, jamás tuvo un vestido así, aunque estaba a pocas cuadras nunca habíamos ido juntos a aquel restaurante. Sin quererlo, movía cosas de lugar, nos llevaba a esquinas equivocadas, inventaba sus palabras. Comprendí que cada vez que la recordaba lastimaba lo que en realidad habíamos vivido.
Tenía que racionar los recuerdos. Al principio me permitía una noche por semana revivir aquellos días en la playa. Después, cuando supe que así no duraría mucho, pasé a recordar viajes en autos y micros. Ahora, una vez por mes, volvía a formar el olor que regalaba a la casa después de bañarse o su mirada cuando rompió mi copa preferida.
La luz del televisor pintaba de colores pálidos la piel de mi brazo. De la ventana: pasos de mujer, un chasquido y el olor a cigarrillo recién encendido. Sonreí. Tal vez podía aprovechar también aquellas cosas. Con entusiasmo comencé a recordar el contorno difuso de su sombra, que escapaba por la puerta abierta del baño y pintaba los tablones del piso de madera. Seis tablones, en el tercero un nudo con forma de caracol.
Ayer me quedé leyendo hasta las cuatro y media de la mañana La Carretera de McCarthy. El libro está bien. Es como una road movie en un mundo desolado, formato que facilita la lectura. La historia avanza bien, presenta un par de cuestiones interesantes (la bondad la llevan los niños y qué pasa con las palabras cuando las cosas que nombran dejan de existir) pero me pareció que faltaba profundidad tanto a la hora de desarrollar estos puntos como en los personajes. Cierto es que la traducción era un crimen y el traductor (vamos a escracharlo), Luis Murillo Fort, un asesino. Por dios, qué fea traducción. Ya me bajé el archivo con la versión en inglés, pero no sé si vale la pena volver a leerlo. Tampoco el final me gustó mucho, demasiado soft para una historia que se presenta como metalera.
¿Qué me gustó? Los diálogos entre padre e hijo van bien, la historia fluye, el argumento presenta unas cuestiones del lenguaje y la humanidad que están muy bien.
"Dios no existe y nosotros somos sus profetas."


La carretera, Cormac McCarthy.


Monday, April 21, 2008

Cada día, orgullosamente, estudio para Plagista.
poné la mesa, muerta 01

"Ponélamesa, muerta"

Ayer vi Macross Zero, que vendría a ser una precuela de Macross y Robotech, o algo así. Son sólo cinco capítulos de una gran calidad en la animación. La historia está bien, aunque a veces se pasan en lo yanqui. Dan una explicación más razonable de la "protocultura", concepto maravilloso aunque vago que surgió con Robotech. Está bueno que, como sucede en general con las historias japonesas, no hay buenos ni malos, sino la humanidad en un intento por hacer su camino. Pero lo mejor de todo son las batallas. Están zarpadas. Pero zarpadas zarpadas.


Envídienme, comí:

- arroz manzanero (arroz con azafrán, cubierto de manzanas y salsa acaramelada, con pollo panisado con nuez molida y saltado)
- ceviche
- ají de gallina
- seco de carne

Y no nos olvidemos del pisco sauer.
Mjua Mjua Mjua.
Acabo de ver una película hermosa: La isla, de Kim Ki Duk. Con unos personajes profundos y de una humanidad que desgarra, cuenta una historia con todas las escenas necesarias para contarla. No se acobarda nunca y se hace cargo de lo que quiere contar. Como siempre, la fotografía es preciosa.

Los que no la vieron no lean más. No se tienten, que vale la pena verla.

En serio, NO LEAN.

Alejo el texto para ayudarlos.








Bueno, dos cosas. Una, cuando el tipo quiere aprovechar que la chica duerme y se quiere escapar, la mina, con toda la tranquilidad del mundo, se mete los anzuelos en la concha. Pensé que en lugar de tirar de la línea, la había atado al bote, para que sea la partida de su amor la que la desgarra.
Dos, no sé si entendí el final. La chica muere. El tipo la mató, ¿no?

Sunday, April 20, 2008

Frase del día:

"Ése es pura mentira, mentira como luz amarilla de semáforo"

Saturday, April 19, 2008

Adoro Buenos Aires. Todos los universos son posibles en esta ciudad. Un día cae del cielo pedazos de hielo tan pesadao que ni siquiera es posible refugiarse en los autos, porque estas piedras abollan el metal y rompen cristales. Otro día, el día de la Independencia, nieva por primera vez en 90 años mientras en la Biblioteca Nacional hay una muestra del Eternauta, historieta donde una nevada en Buenos Aires augura la invasión alienígena. En estos días, Buenos Aires se cubrió de lo que primero creímos niebla pero pronto descubrimos como un humo que invade cada rincón de la casa y hace nuestra ropa huela a un asado permanente. Pero todas estas catástrofes no hace más que embellecer la ciudad. Ahora con la luz tamizada por el humo, la realidad sólo existe en nuestra imaginación.
Mi ciudad es la mejor respuesta a la ficción.

angela y nueces 02

angela y nueces 04

Thursday, April 17, 2008

En casa tenemos el mejor caleidoscopio del mundo. Además de las figuras y los colores que son siempre hermosos, el caleidoscopio tiene otros misterios: nunca aparecen dos combinaciones iguales y es imposible regresar a una figura anterior (lo he intentado más de una vez). Casi una abstracción de la realidad. Y es la aplicación del azar que más me gusta.
Ahora, habría que encontrarle un nombre con más onda.

caleido 01

caleido 02

Hoy en el taller de fotografía alguien preguntó ¿para qué? ¿Qué sentido tenía sacar una foto y colgarla para que los demás la vean? ¿Qué sentido el arte en general? Y era una pregunta sincera, una pregunta de alguien que ya había colgado sus fotos, por así decirlo. La respuesta me salió instantánea: para sentirse menos solo. El arte se trata de compartir, pero no tiene nada de generoso. Es un compartir egoísta, un intento de alejar al menos por un instante la certeza de soledad.

Hoy vi "Voces de una estrella lejana" de Makoto, claro. Es un mediometraje que además de estar muy bien, usa un eje que es muy poético. Sucede que es la historia de una parejita que se ve separada porque la chabona tiene que hacer un viaje estelar. Entonces, mientras están separados, se van mandando mensajistos por celular (ya los mensajitos espaciales son muy grosos). Pero la misión en la que está se va alejando de la tierra y ya no sólo los separa la distancia sino el tiempo. Es que cuando se aleja un año luz, un año es lo que tarda en llegar cada mensaje que se mandan. Por cada año luz que se aleja, es un año más de distancia entre cada mensaje. Y la chica sigue alejándose. Maravilloso.

Wednesday, April 16, 2008

Ayer vi "5 centímetros por segundo" (Byōsoku Go Senchimētoru), película de Makoto Shinkai, y me enamoré. Además de ser zarpados, los dibujos tienen algo con lo que me identifico. Como un tipo de fotografía que me gusta. También la historia es algo que me gustaría haber escrito y una abundante fuente de plagio. Ya decidí que voy a robarle todo lo que pueda. Es que los personajes del tipo tienen esa pureza que relacionamos con la niñez o la adolescencia. Lo mismo le pasa a los personajes de Miyazaki (Totoro, Viaje de Chihiro y demases): no son buenos ni malos, son puramente humanos sin mezquindades. Un ejemplo más cercano, cuando uno lee a Salinger parece que los personajes están hechos de luz o de calor. Muchas veces busco esa pureza para mis historias pero es difícil no caer en la cursilería. Tal vez hay que hacerle caso a Bioy.

Les dejo Ella y su gato (Kanojo to Kanojo no Neko) de Makoto. En este corto tal vez no se nota lo que quise decir pero de todas formas está muy bien. Además de escribir y producir la historia, hacer los dibujos, animarlos, Makoto también es la voz del narrador.


Sentada en el piso, el sol apoyado en su hombro derecho, acaricia a Funky que retoza sobre sus piernas. Mira el polvo de los estantes y piensa : "con sólo llegar al día siguiente, al segundo siguiente, algo de tristeza se acumula en un rincón".

(Bastante, aunque no del todo, robado de Makoto Shinkai).


Tuesday, April 15, 2008

Recién hablaba con Ce acerca de cómo algunas veces la vida se parece a un cubo rubik. Cuando al fin parece que se ha llegado a algo, hay que dejarlo de lado o desarmarlo para conseguir otro color. Creo que lo máximo que logré con el cubo fueron dos colores. Imagínense si llegan a 4 colores y saben que tienen que desarmarlo para hacer los otros dos. Alguna vez en el iutú vi a gente que armaba el cubo en pocos segundos. Por los pasos que hacían parecían perdidos y el resultado, seis caras, seis colores plenos, una obra de la fortuna. Como cuando uno llega de casualidad a un punto que no esperaba llegar y mira hacia atrás y comprende que cada uno de los pasos fueron necesarios. Así creo que va a ser la única forma de que yo logre armar mi vida rubik: puro culo.

Lo bueno es que sé que tengo mucha suerte.
Atardece en baires. En realidad, ya debe haber atardecido porque con tantos edificios el horizonte se pone prepotente. Decía, ya queda poca luz en buenos aires. Es una luz gris de niebla. Frente a mí, flores varias, mermelada de frutilla, un plato con galletitas, mate lavado y termo casi vacío. También un reloj despertador rodeado por un anillo de cinta adhesiva, el tic tac suena molesto pero no logro estirar mi brazo para apartarlo. Bien, vuelvo a lo que quería contarles. La luz, siempre maravillosa en mi comedor, hoy llega en blanco y negro. Tal vez por eso dije gris. Los colores se ven como un recuerdo o una intención. Se sabe que la mermelada es ¿carmesí?, las flores amarillas lilas y rosas, el mate marrón, el despertador rojo. Pero, como siempre, es uno quien imprime los colores sobre la realidad. Tal vez, la única verdad que nos regalaron nuestros padres haya sido un libro para colorear.


PD: hoy me di cuenta de que está bueno ponerle un poco de mermelada de frutilla al mate.
Hay pintores, músicos, cocineros y algunos escritores. Y también hay otro tipo de artistas: los soñadores. Personas que logran soñar cada noche lo que los demás no logramos crear en toda la vida. Son, lo que se podría llamar, artistas completos: narran, componen, combinan colores, dirigen actores y personajes, diseñan tomas y escenografías, cantan, cocinan, corren y vuelan. Como saben, pocas veces me acuerdo de los sueños. Tal vez por eso los soñadores me parecen tan maravillosos.


majo parque pucho

Monday, April 14, 2008

Pablo salió a buscar a su gato, Chato, que tardaba más de lo acostumbrado. Cruzó la avenida para saber si estaba chismeando con su amigo Raúl, gato negro del vidriero que nunca fue vidriero, o si lo estaban malcriando en la panadería. Pero no, no lo habían visto desde la mañana. Pablo caminó por las veredas que aún retenían algo de sol, porque sabía que el chato nunca camina por la sombra. Al dar vuelta en una esquina y gritar su nombre, surgió de un rincón soleado, un rincón muy chatense, un Chato igual a su gato pero perro. El pelaje pardo casi pelirrojo, con las mismas rayas que parecían las que forman el viento en una pradera de película, las manchas blancas en tres de sus patas, la panza prominente y una cola tan larga como su cuerpo. Todo lo mismo. El Chato había elegido ser perro. Pablo se lo quedó mirando, en un intento de convencerse de que no, que ése no era su gato. Ni su perro. Pero el animal parecía conocerlo. Incluso se refregaba contra su pierna en un gesto poco canino. ¿Sos vos Chato? Aquellos ojos pardos, esperanzados, pedían que Pablo no lo rechazara por un simple detalle morfológico. Se querían, ¿qué importaba que ahora fuera un perro? Pablo estaba seguro de que si él decidiera ser mujer, el amor de Chato no se desgastaría ni un poco. Vamos, Chato, está bien si sos más feliz como Perro. Chato levantó sus orejas, una con la misma mancha negra de siempre, y salió corriendo hacia una mujer. A esa distancia y con el sol en contra era imposible de saber, pero Pablo si la imaginó igual a él. Tal vez sin barba. Al regresar a casa, un gato igual a Chato esperaba en la puerta para que lo dejaran pasar.

Hoy vienen a arreglar mi heladera y tengo que pagar 220 pesos para que le pongan un parche. Es una de esas heladeritas gnomos que tienen una sola puerta y el congelador ocupa una pequeña porción en la parte de arriba.

El otro día, en un ataque de voluntad extremo, decidí que el bloque de hielo que se había formado en el congelador ya no podía convivir con nosotros. Principalmente, porque en la poca luz que quedaba entre las paredes de escarcha no entraba ni una cerveza. Así que desconectamos la heladera, abrimos la puerta y dejamos que el hielo cediera ante nuestra paciencia. Pero pasaron 5 horas y todavía no entraba una botella. Entonces tuve que recurrir a mi inteligencia y sabiduría. Agarré uno de esos limpiadores con spray que estaba casi vacío y lo llené de agua caliente. Probé unos segundos y parecía funcionar. Me acerqué una silla y tomé posición frente a mi enemigo. De a poco, con la paciencia oriental que caracteriza a todo uruguayo, fui ganando terreno. Llené tres veces el contenedor con agua caliente. El dedo empezó a cansarse y Tilsa decía que se me iba a acalambrar. Pásame un cuchillo, (ella habla de pásame porque es peruana). Comenzó a golpear el hielo con la punta del cuchillo mientras trozos blancos caían al piso. Con el entusiasmo que caracteriza a toda persona que usa vincha, le pasé el martillo de madera para carne. Con cada cincelazo, el hielo se partía en pedazos más chicos. Quise también divertirme, así que Tilsa me pasó las herramientas. Estuve tallando menos de un minuto cuando ella preguntó: ¿Estás seguro que eso es sólo hielo? Después del siguiente golpe, de la punta del cuchillo surgió un gas blanco que me pegó frío y líquido en la frente. Había pinchado el tubo del congelador

Me escondí en el baño para limpiarme mientras no podía dejar de sentirme, pensarme y decirme: Qué sonso. Así que hice lo posible para quedarme dormido pronto y que hoy sea otro día. Cuando llamé a Horacio, el service de heladeras, quise tratar de esconder la causa de la falla.

-¿Y qué tiene la heladera?

-Se pinchó un tubito.

-¿Del congelador?

-Sí, del congelador.

-¿Lo pinchaste con un cuchillo?

- …

- …

- Sí.

(Me imaginé su labio de abajo mordido por los dientes de arriba mientras de lado a lado su cabeza formaba un gesto reprobatorio)

Así es. Soy un sonso. Pero como soy un sonso generoso, después de pensar que de esto no se iba a enterar nadie porque le iba a cortar la lengua a Tilsa, decidí permitir que todos se caguen de risa de mi desgracia.

Que les aproveche.


luz cheta

Sunday, April 13, 2008

La noche empezó a la tarde. Desenredándome de la gente, escapé del paseo palermochetense y me refugié en el club Eros. Si no conocen el lugar, es el comedor de un club deportivo. Parecido al comedor de mi colegio secundario, pero con luz y sin olor a cloro. Ya les contaré acerca de eso. En fin. El televisor mostraba un partido a tres clientes que ni siquiera miraban. De esos tipos que parecen vivir en el lugar y que hablan casi a los gritos para poder tapar los gritos del otro interlocutor. Presumiblemente, tres tacheros o tres personas que prefectamente podrían haber sido tacheros. Ahora paso a explicar la presunción. Antes de sentarme, ya los oía hablar de los judíos. Mientras esperaba mi merienda y trataba de leer una Barcelona vieja, no podía dejar de escuchar comentarios de lo más fachos. Tanto invadían estas palabras que al final decidí abandonar la lectura y mirarlos hablar. Llegó mi café con leche pero con panes y manteca, no reclamé las medialunas que había pedido. Es inútil reproducir la sarta de estupideces que decían estos tipos que, claro, no se detuvieron en los judíos sino que transitaron por los chinos, japoneses, turcos y demases. Sé que todos las habrán escuchado alguna vez. Al principio, mientras revolvía con la cucharita, pensaba: uh, van a decir algo realmente desubicado y voy a tener que cagarme a trompadas. Pero de tanto escucharlos mientras mojaba mi pan con manteca en el café con leche, tuve que reconocer que todas esas declaraciones estereotipadas y prejuiciosas me divertían más que enojarme. Me resultaba cómico. Era como una parodia de ellos mismos. Una declaración insostenible era seguida por otra declaración que no sólo no tenía argumentos, sino que no tenía nada que ver con la conversación. Parecía una competencia de quién puede dar la receta más estúpida de la universidad de la calle. Daban ganas de aplaudir esa escalada de sinsentidos. Porque se notaba que estaban actuando para sus amigos, para ellos mismos y para esa situación. Yo sé que todos nos armamos personajes, pero me resulta un misterio las personas que eligen esos personajes para vivir.

Después nos fuimos a la pizzería, claro. Tomamos infinidad de cervezas, miramos los simpsons y hablamos boludeces hasta estar los suficientemente borrachos como para abrir la grappa. Como para que yo aceptara abrir la grappa italiana que mi amigo leo me había regalado especialmente para mi cumpleaños. Sí, tanto así habíamos tomado. En fin, servimos un vaso que fue rotando y calentando los corazones en una noche fresca de otoño. Los datos de fiestas eran escasos y algunos morían antes de saber la dirección precisa. Además, como nos sucede siempre, era muy difícil despegar el culo de ese lugar, tan cómodo y con heladeras tan llenas. Tal vez, haber abierto la grappa fue una buena idea, porque cuando se terminó todos entendimos que era hora de partir. Como un buen equipo, nos separamos para así cubrir todas las puntas. Algunos a una fiesta de gente del Iuna, otros a la Fiesta Clandestina, dos a una fiesta en palermo cheto y, claro, los infalibles al boliche brasilero. En mi defensa voy a decir que fui a la fiesta del Iuna.

No hay mucho para decir de la fiesta. El lugar estaba bueno, la música no, algunas chicas lindas, demasiados tipos y la gente quería ponerle onda pero, aunque ayudé con mi baile, nunca llegó a despegar. Lo bueno de algo tan mediocre es que decidí entonces robarle algunas fotos a la situación. Y salieron buenas.

fiesta iuna 01

fiesta iuna 03

fiesta iuna 02

Friday, April 11, 2008

Por fin el otoño:

florero 01
Abrimos la segunda botella de vino, otro Finca Dolores de Navarro Correas, conseguido a ocho pesos con cincuenta en un supermercado chino. Sebastián y Mirco, amigos peruanos de mi amiga Tilsa, hablaban con ese acento que ya me empieza a encantar. Me explicaban decenas de expresiones que sabía no sobrevivirían la noche. ¿Y qué? ¿Vamos?, preguntó alguien. La respuesta fueron cuatro copas otra vez llenas de vino. El cielo comenzaba a nublarse pero la luna sobre el techo del edificio de enfrente lograba escapar del velo. Enchufamos la computadora al equipo de audio y pusimos Kaos, como un adelanto de la noche que ya se presentaba larga. Por primera vez en mucho tiempo, el piso de madera del comedor acompañaba con latidos suaves el sonido del bajo. Casi me había olvidado lo que era escuchar música de verdad, y no con estos parlantes mediosos y miedosos de las laptops. Vamos, ¿no? Tal vez yo lo había dicho. Pero también fui yo el que un minuto más tarde abría la tercera botella de Dolores. Va subiendo la corriente... Al fin nos quedamos sin vino y bajamos a tomarnos un taxi.

Llegamos antes de que empezaran a tocar. Saludé a mis amigos de Kaos con mucho cariño. Hacía un año que no nos veíamos. En este bar tan cheto de San Telmo no servían jarras de cerveza, sólo medidas individuales que nos llevaron a elegir otra botella de vino. Esta vez, López de 28 pesos. Kaos empezó a sonar con buenos recuerdos de mi amigo Guille. Al tercer tema Tilsa me sacó a bailar. Bailamos mucho. Pero al rato tuve que sentarme a tomar vino. Quise disfrutar un par de temas con mi vaso en la mano pero una chica insistió en sacarme a bailar. Bailé un rato con ella y me volví a sentar. La chica, otra vez muy insistente, me tiró del brazo para sacarme de la silla. Esta vez no me moví. Ni las otras cuatro o cinco veces que quiso bailar conmigo. De todas formas, ella bailó con todos los tipos del lugar.


En algún momento, gracias a todo el carisma peruano de mi amiga Tilsa, un belga le invitó otra botella de vino que terminamos tomando nosotros. Así que para el momento en que Tilsa subió al escenario, nosotros necesitábamos varios intentos antes de lograr aferrar los vasos. Tilsa estuvo increíble, mi amigo Fabri, guitarrista de la banda, me miraba como diciéndome "wow, de dónde salió esta mujer". Lleno de orgullo, le dvolvía la mirada que decía: "viste?, te dije que cantaba bien".

La banda terminó de tocar. Cuando salía del bar, la chica que había bailado con todo el mundo me interceptó en el pasillo. Así como le había pasado a la mitad de los tipos en el bar, me robó un beso. Tengo que reconocer que fue un buen beso. Pero no quise saber más del asunto, así que salí a la calle.

Llegamos a eso de las 4 a casa. Y, claro, tuve que comprarme un pancho.

Hoy mi cerebro no sirvió ni para una sopa.

Thursday, April 10, 2008

Entonces, sólo queda sentarelculo y escribir.

laptop 02

Tuesday, April 08, 2008

Fui a la peluquería con la firme resolución de salir con un buen corte de pelo. Tengo mucho pelo, fuerte y bastante lacio. No entiendo por qué les resulta tan difícil hacer un buen corte. En fin. Esta vez decidí que la mejor estrategía era no dar indicaciones. Ni una. Ya que cuando doy una instrucción, no funciona, tal vez lo radicalmente opuesto era lo mejor que podía hacer.

-¿Cómo lo querés?
-No sé.
-...
-...
-¿Cómo no sabés?
-...
-¿Pero tenés alguna idea?
-No, ninguna.
-¿Nada?
-...
-...
-Bueno, no me gusta usar gel ni ninguna de esas cosas.
-...
-...
-Pero te lo corto, ¿no?
-Sí, vos dale.


Claro que tampoco funcionó.
Les presento a Tilsa, mi nueva compa de casa, y al rincón fayon que acabamos de diseñar.

tilsa02

rincón fashon

Monday, April 07, 2008

Acabo de terminar de leer un cuento: La tumba de las luciérnagas de Nosaka Akiyuki. Miyazaki con su Estudio Ghibli hizo una adaptación de esta historia. Me acuerdo de haber ido al San Martín a ver la versión animada. Salí del cine con el cuerpo a punto de explotar en lágrimas que no salían. Es una película maravillosa pero que no se apiada de nada, menos del espectador. El cuento, a pesar de una traducción no del todo buena, también es genial. Pero Miyazaki lo superó. Se aferró a un detalle que el escritor pierde después de la primera escena, a una simple cajita de caramelos, para cortarnos la piel con su relato.
Advertencia: vean la película cuando estén en perfecto estado físico-psíquico-mental.
Mi casa es un kilombo. Ahora sentado frente a Dorita (mi laptop nueva usada), miro la mesa cubierta de cds, un cenicero (milagrosamente vacío), pipa, picachu, origamis, papel de origami, encendedor, cartas desparramadas, papel de cocina, una moneda de diez centavos y otra de 25, un trompito azul que me regaló una ex, una birome, mis documentos y tarjetas, un tupper, el termo y no está el mate (¿dónde está?). Más allá de la mesa, un espacio vacío y la ventana, que por suerte no se puede desordenar. Si giramos la vista en sentido anti horario: dos cuadros de Chitose, a la espera en la esquina, por sobre ellos, tres fotos. Más a la izquierda, a las diez, una silla, un sillón con el cobertor que deja desnudo un tapizado feote, sobre el sillón una frazada y dos bolsas de nylon. Junto al cobertor, mi guitarra sobre un almanaque todo doblado. Después, a las 7, otro sillón al que le faltan los almohadones, una colchoneta y dos bolsas de papel vacías. Sobre el piso de madera, a las seis, los almohadones que le faltan al sillón, una frazada donde se mezclan decenas de fotos. A las cinco, mi mochila y una camperita se sientan en una silla super fashion que me regaló mi familia. A la derecha, el televisor que no funciona sostiene dos trípodes. Desde las tres hasta la una, la biblioteca sin ningún orden. Debajo, tres lámparas que creo no funcionan. A las 12, por suerte, otra vez la ventana que no logro desordenar.

Acabo de terminar de leer Confesiones de un artista de mierda de Philip K. Dick. A diferencia de sus muchos otros libros, éste no es de ciencia ficción. Y, a diferencia de Los tres estigmas de Palmer Eldrich , me gustó mucho. Es que en este libro se nota que estaba más relajado, tal vez menos merqueado y con más horas de sueño. Con un sabor que recuerda a Kennedy Toole, apela a la humanidad de los personajes para contar la historia. Esto es lo que me gustó de Confesiones… y lo que lo diferencia de Los estigmas…, no impone su lado más racional sino que le confía a los personajes que creó el fluir y desarrollo de la novela. Sólo el final me pareció algo débil, como si se hubiera cansado de escribir.

Se multiplican las posibilidades:

colash

Saturday, April 05, 2008

Frase del otro día. Amigo se aleja hacia un grupo de chicas. Una de ellas saca un encendedor y el fuego alumbra por unos segundos a mi amigo, que se palpa los bolsillos. Vuelve a nosotros con la cabeza gacha:

"Y yo soy así...
pido fuego cuando ni tengo puchos"

DSC_1342

Thursday, April 03, 2008

Frase citada esta mañana:

"Me gustaría que la música fueran cosas,
para poder abrazarlas"

Ángela.

pinamar04