Tuesday, November 16, 2010

El otro día hablábamos de la experiencia luminosa del arte. En realidad no sé si hablábamos o sólo lo pensé. Pero para el caso da lo mismo. Decía, no estoy seguro de haber tenido una experiencia luminosa con el arte. Lo mío es más bien una experiencia medio ciega. Como ir tanteando con las manos por delante y sí, descubrir, pero de luz nada.
Una vez vi luz. Cuando pensaba ser ingeniero. (sí, ya les contaré de eso) Estaba estudiando álgebra. Haciendo ejercicios de álgebra, de genereradores de espacios vectoriales. Yo hacía los ejercicios sin saber muy bien los por qué ni los cómo. Así, uno detrás de otro. Y de pronto, después del ejercicio número quinchicientos, entendí todo. Vi el espacio de infinitas dimensiones. Los números que lo creaban. Una experiencia realmente luminosa. Creo que eso fue lo más cerca de la iluminación zen que estuve en mi vida.

1 comment:

paulenka said...

nunca no pudiste dejar ni por un minuto el libro que estabas leyendo? la experiencia luminosa del arte puede venir del lado del lector-espectador-oyente
salud, mata! serías un ingeniero tan lindo!