Thursday, August 12, 2010

Recién volvía de una ronda de quehaceres barriales (sacar plata (por fin me pusieron en blanco), ir a la panadería francesa (por cierto, me atendió una francesa encantadora) pasar por la mercería (sí, la mercería), ir al super chino (las cosas de siempre y un benjamín cabernet) y buscar la ropa al lavadero) y mientras caminaba lleno de una felicidad estúpida (en realidad, estúpido yo siendo que la felicidad me llega así de fácil la aprovecho pocas veces) decía, desbordado por esta felicidad caminaba acompañado por el viento que me daba un aventón (nunca mejor usada esta palabra) para que mis pasos fueran más livianos. Y así, casi flotando, me di cuenta de que unas hojas secas me acompañaban, como una manada de cachorritos que te siguen moviendo la cola. A veces se apuraban para adelantarse pero en seguida frenaban para esperarme.
No sé si todos esto tendrá que ver con que ayer empecé el curso de Guillermo Ueno. Vimos un documental de ceramistas japoneses, fotos polaroid bellísimas de Tarkovsky y un videíto de Caldini.
O tal vez tiene que ver con que por primera vez en mucho tiempo parece que estoy construyendo algo, algo distinto a un castillo de naipes.
Me gustan estas casualidades.

2 comments:

Guillermina said...

Casualidades... casi como que la Polaroid tenga tanto potencial evocador y pictórico. O que la fotografía sea una visión propia.

(¿Eran las de Instant Light? http://film.guardian.co.uk/pictures/image/0,8545,-10204934140,00.html + http://www.brightbrightday.com/Portfolio.htm)

Esti said...

con eso de las "casualidades", me recordaste a kundera :)