Tuesday, September 08, 2009



Se sentó en el segundo escalón, a centímetros de la playa. El viento tiró de su pelo pero ella no movió los brazos; cada mano sobre el hombro opuesto. La semana anterior el viento le había arrancado su chal preferido y hacía diez días, en un momento de distracción, el pañuelo que usaba para atarse el pelo había decidido perderse en el horizonte. Sobre la playa, la arena se arrastraba como un animal, como el fantasma de un animal condenado a la imposibilidad de tocar siquiera las olas. Abrió su diario, la única compañía que le quedaba. Las páginas aletearon pero todavía no era tiempo. Ella volvió cada día, con la esperanza de que el viento le enseñara a volar.



No comments: