Tuesday, April 20, 2010

Mi reciente retorno a la fotografía analógica trajo un fetichismo que no sabía que tenía. Me encantan las cámaras, las que son mecánicas y que parecen que funcionan con magia. Porque, ¿cómo puede ser que sólo tirando de una palanca, sin pilas, pueda sincronizar montón de velocidades, cerrar diafragmas, pasar película y activar el obturador? Y todo eso sucede en un imperceptible clic. Un clic que es como toda una sinfonía. Es extraño, más allá de la imagen, me gustar el acto de sacar una foto. Me gusta tener la cámara entre las manos, enfocar, encuadrar y provocar ese clic. Nunca había tenido fetichismo por nada y ahora me viene esta cosa que me gustan las cámaras viejas. Paso rato largo mirando cámaras en la interné y ahora estoy tras un par que ya tengo fichadas. Ahora, podría haberme buscado un jobi más barato, ¿no?

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