Monday, August 09, 2010

Cada día al volver del trabajo, Sergio le dedicaba cuatro horas y cuarenta y cinco minutos a Camila. Camila era una muñeca de madera de un metro sesenta y cinco. Claro que al principio era sólo tornillos, tuercas, pintura y telas, pero a lo largo de los años, de a poco, todo eso fue convirtiéndose en mujer. Cada día Sergio agregaba pelos, o los quitaba, ponía canas o las pintaba, maquillaba o le lavaba la cara. Era un marido muy atento que percibía el estado anímico de Camila. A medida de que a Sergio le fueron saliendo arrugas, se dio cuenta de que también a su mujer, aunque el cuidado con cremas atenuaba el paso del tiempo. Al principio no le molestaron pero le daba un poco de rabia que ella se hubiese dejado estar. Cualquiera hubiese dicho que Camila se veía muy joven para la edad que tenía pero, aún así, Sergio se encontró un día mirando a una de las secretarias de la oficina, cosa que nunca le había pasado desde que había conocido a su mujer. Empezó a reducir las horas que le dedicaba a Camila, a veces con la excusa de ir a hacer compras, o reuniones con los compañeros de trabajo. De a poco, fue odiándola en secreto. Siempre tan condescendiente, ella; siempre tan correcta. Pero Sergio sabía la verdad. Sabía que todo lo hacía por complacerlo mientras, en el fondo, lo despreciaba. Pensó en dejarla, en seguir su vida sin Camila, tal vez con la secretaria. Pero el odio era mucho más grande que eso. Así que un buen día, volvió a su casa con un bidón de kerosene y la llamó con dulzura. Camila no respondió. Volvió a llamarla pero nada. La llamó a los gritos. La buscó en la cocina, en el cuarto, en el baño hasta que al fin se dirigió al armario. Cuando abrió la puerta sólo encontró una nota. La leyó con atención. Y la repitió en voz alta. Quiso llorar pero supo que era imposible. Sin prisa pero con la seguridad que tienen las cosas, se encerró dentro del armario.

3 comments:

Carme Carles said...

He pasado un buen rato por tu blog y me hubiera gustado comentar todo (o casi todo) pero me da pereza así es que te dejo este comentario. Me ha gustado lo que he visto y casi todo lo que he leído.
Salut

Mata said...

C C: gracias por la visita. Y gracias por el "casi", que le da verosimilitud a la cosa. Saludos.

12 alas said...

Bueno, en el repaso general.. súblime este cuento. SúBLIME