Monday, July 31, 2006
Sunday, July 30, 2006
Son las doce del mediodía, hace una hora que estoy despierto en este domingo de sol buena onda. Pensaba salir a tomar mate, leer y sacar fotos en el parque rivadavia. Como Andrea vive a tres cuadras de ahí, la llamé. Claro que no estaba; claro que debe estar en lo del novio; soy un boludo, claro. Y ahora me viene a la memoria algo que pensaba ayer antes de caer rendido por la botella de vino y los fernet con coca: contacto físico. Tantos cafés, tantas cervezas y vinos, tantos llamados, tantos meils, tanto para poder sentir el calor de la otra persona, la piel y en su pelo ese perfume jodido que da hambre. No hablo de amor y ni siquiera hablo de sexo (ya ni me acuerdo del sexo) sino de ese contacto simple de un abrazo, del darse la mano, de la caricia en el cuello, lo único que por un instante nos rescata de la soledad.
(sí, loco, me levanté así)
Saturday, July 29, 2006
Wednesday, July 26, 2006
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Tuesday, July 25, 2006
Monday, July 24, 2006
El flaco le dedica una tarde de Botánico y de enseñarle a tocar la guitarra. Antes estaba sentado a un metro de ella, le tomó dos horas llegar a esta posición. Un avance de 0,5 m/h. Ahora, El hace los acordes y ella rasga las cuerdas. Su brazo derecho ni siquiera se apoya en el piso por miedo a acercarse demasiado a ese perfume que casi no le deja pensar. Ya está, Flaco, hacé algo, no seas dormilón.
Yo fui dormilón muchos años, sigo siéndolo un poquito, pero casi nada si lo comparamos con tiempos atrás. Un día que tomamos un café con un amigo, cambió todo. En realidad, nosotros lo cambiamos. Basta de ser dormilones, nos dijimos y eso fue todo. Y funcionó.
Dejo un tema bien bonito para este día de sol: 99 red ballons de Goldfinger.
Thursday, July 20, 2006
No me importa que sea un día inventado para generar consumo (silencio, zurditos de mierda, jipis sucios). Tampoco me importa que haya gente a la que le rompe las pelotas (se quedan sentados, fachos asquerosos). Y menos que menos que no quieran mi cariño (malcogidos, fríiiigidoooos). Se joden, loco, y se me quedan calladitos.
Hoy, como todos los días, los quiero.
Cualquiera que haya frecuentado Villa Urquiza o Parque Chaz sabe que el 142 es un colectivo fantasma. Existen paradas que indican su recorrido, casi idéntico que el del 140, pero nunca nadie que lo haya esperado pudo corroborar su existencia. Muchos cuentan que lo vieron pasar entre la neblina, que oyeron abrirse sus puertas y escucharon la voz del mismo demonio surgir de su interior. Aquella madrugada caminaba por Avenida Triunvirato, la garúa humedecía los adoquines que devolvían el reflejo de los faroles todavía encendidos. Sabía que el 140 me haría esperar, así que empecé a caminar para ganar algo de calor. A los pocos minutos vi una silueta cuadrada y roja que me dio esperanzas pero justo estaba en el punto medio entre dos paradas. Empecé a trotar, sabía que a mitad de cuadra el chofer no me abriría la puerta. Escuché el sonido del motor que se acercaba y por puro instinto levanté el brazo y me di vuelta. El colectivo frenó, las ruedas se bloquearon y aquel 142 se deslizó hasta quedar a diez centímetros de mis piernas. Subí pibe, dijo el chofer y el colectivo sonaba como si recuperara el aliento. Miré a mi alrededor pero nadie más era testigo de lo que sucedía. Subí los tres escalones. Adentro, sólo una persona sentada en uno de los asientos dobles, del lado del pasillo. Mientras ponía las monedas en la máquina, un 140 pasó junto a nosotros. Al avanzar, me obligué a no mirar a aquel hombre que seguro me miraba. Sentí que me reconocía, que se esforzaba por recordar dónde me había visto. Elegí el último asiento individual. Íbamos rápido, casi todo el recorrido junto al 140 que ya estaba lleno de pasajeros. En las paradas del 142, las personas que esperaban ni siquiera atinaban a levantar el brazo. Cuando ya llevábamos diez cuadras sobre Álvarez Thomas, el 140 que me había acompañado hasta ese momento se alejó a mi izquierda. Nosotros doblamos a la derecha sobre Federico Lacroze. Pensé en levantarme y preguntar al chofer dónde íbamos pero debía pasar junto a aquel hombre. Me quedé sentado, las manos aferradas al caño de metal. Miré por la ventanilla y reconocí el paredón del tren. A las pocas cuadras el colectivo se detuvo: Chacarita. El hombre se puso de pie, caminó hacia donde yo estaba sin dejar de mirarme. Aunque yo nunca lo había visto en mi vida, él me había reconocido y parecía extrañado de verme ahí sentado. Pibe, gritó el chofer, su rostro en el espejo lejano. Tenés que bajar, dijo. Pero el recorrido termina en el Correo Central, traté de defenderme. Hoy termina acá, sentenció. Me puse de pie y bajé los tres escalones.
Wednesday, July 19, 2006
La base de la cirugía estética es sentirse aceptado, evitar la burla de los imbéciles que no tienen mejor cosa que hacer que andar criticando a los demás. Me dio tanta bronca que me quedé carburando hasta no sé qué hora de la madrugada. La cirugía plástica es algo perverso. Sé que una de las razones que se dan para hacerse tetas, labios, culo, o un paraguas en el orto es si me siento mejor así... Pero no gente, hay que preguntarse si lo que se busca no es la aceptación de un grupo de pelotudos, de gente que sólo puede ver belleza en ciertas facciones, en cierto tipo cuerpo. Entonces, si es así, ¿para qué querés la aceptación de unos pelotudos? Para qué te sometés a una cirugía que no es inocua, que te va a dejar de cama varios días o semanas y que te va a doler. No sé de dónde se impuso esta moda. Me suena bastante yanqui. Igual que con su cine, su música, su literatura, quieren que todo sea una misma mierda. Que haya un sólo sentido estético y que sea el más berreta posible. Y lo que no es así, que sea objeto de burla.
Dicen que buscan armonía... y una mierda. El cuerpo es testigo de la vida que uno lleva. Si sos una mierda de persona y te hacés todas las cirugías, vas a verte grotesco. La armonía se logra a través de las decisiones, de las acciones, del cariño y no con un bisturí. Tu cuerpo va a estar en armonía si vos lo estás. Armonía vive en esos viejos que llevan arrugas de estar en paz con la vida y el mundo, arrugas de haberse reído mucho, de haber hecho lo que quería hacer y de no haber escuchado a unos pelotudos hijos de puta.
Tengo bronca.
Tuesday, July 18, 2006
Monday, July 17, 2006
Acá les presento a Kaos, una banda de cumbia regui y algo de rok. Estos muchachos son pura alegría y cada vez que voy a verlos todo el mundo termina bailando y pidiendo temas. Tocan gratis los jueves a la noche en el bar Todo mundo frente a la Plaza Dorrego.
Les dejo uno de sus temas, aunque lo mejor de Kaos es verlos en vivo.
El alegre pescador de José Barros, versión Kaótica.
PD: perdón ema, de las fotos que te saqué no salió ninguna.
Saturday, July 15, 2006
Advertencia: texto algo aburrido. ¿qué quieren? es sábado por la mañana.
El sábado se presenta como un hermoso día matoso. Aire fresco, que parece más livinano, y ese sol que acaricia en lugar de calentar.
Claro, son las diez de la mañana, eso quiere decir que ayer no salí. Me quedé viendo otra película del Estudio Ghibli, de este groso que se llama Miyazaki (mismo que hizo el viaje de chihiro). En la semana ya es la tercer película que veo del mismo estudio que se suman a otras cuatro o cinco que habré visto antes. Esto es 8 películas maravillosas del mismo chabón (a veces es director otras productor). Una vez me contaron que los dibujos japoneses tiene ojos grandes para poder darle una mayor expresividad a los rostros. Si uno ve estas películas, las historias se desarrollan mucho más en la forma que toman los ojos ante cada situación que en los diálogos, que son pinceladas sutiles. Estoy tratando de entender cómo arma las historias. Además de la animación y el nivel de detalle que tienen sus películas, los relatos se construyen con una delicadeza y profundidad que si pudiera llorar, lloraría a moco tendido, no porque sea triste o feliz sino porque hace resonar mi alma como si fuera un diapasón. Hace tiempo que quiero escribir así, con esa comprensión de las personas. Cuando lo logre me voy a sentir realizado en la vida.
Una sola escena de Omohide poro poro pa ejemplifacar: una nena y un nene de diez años en la escuela; al nene le gusta la nena y todo el mundo lo sabe pero cuando se presenta la oportunidad, la nena se va corriendo (nadie sabe que a ella le gusta él); el nene la intercepta en un cruce donde no hay nadie más que ellos dos y, cuando la nena está por pasar junto a él con la cabeza gacha, él trata de decirle algo pero no le sale; es un minuto de no poder articular palabra; al final logra preguntarle qué te gusta más, los días lluviosos, nublados o soleados?; otro silencio largo; nublados dice ella; igual que yo, dice el nene; por la expresión de los dos se nota que ahora están contentos; él se va corriendo sin decir nada más, lanza una pelota de beisbol al cielo (uno ve cómo sube y sube) y la atrapa cuando cae; ella se va en dirección contraria, uno, dos pasos y el tercero lo hace en el aire y cada nuevo paso la eleva un poco más hasta que empieza a volar.
Thursday, July 13, 2006
Ayer me contaban que la ternura, el sexo y el consumo de merca liberan el mismo químico en no sé qué parte del cerebro donde se generan sensaciones agradables. Merca no tomo, sexo no tengo hace tiempo (ni me hagan contar los días) pero les puedo dejar algo de ternura. Ella es lila.
PD: creo que yo no siento diferencia entre la ternura y el cariño, ¿es lo mismo? Claro que hay que recordar que también confundo la bronca con la tristeza y algunos colores.
Tuesday, July 11, 2006
Thursday, July 06, 2006
Wednesday, July 05, 2006
Bueno, me declaro fotógrafo de verdulería.
Me voy a dormir.
Tuesday, July 04, 2006
¿alguien propone alguno que no incluya la palabra beso?)
Antes de que Mariela me diera aquel beso había tenido que escuchar que yo no le gustaba, que nunca iba a gustarle, me había dicho que era patético, la había visto salir con otros tipos: más estúpidos y más feos, incluso algunos que eran una mierda de persona. Pero al fin, en aquella salida que mis compañeros de oficina organizaron en mi último día de trabajo, Mariela se acercó a mí. Aunque los dos sabíamos que era por lástima disfruté aquel beso como si en realidad le gustara.
Al día siguiente me levanté de la cama cuando era otra vez de noche. Arrastré la resaca hasta el baño, me metí debajo de la ducha y abrí la llave de agua fría. Cuando salí me di cuenta de que tenía puesto un pantalón empapado y de que no había ninguna toalla cerca. Me miré en el espejo mientras la ducha abierta hacía rebotar su murmullo contra los azulejos. Mejor callate, dije. Me lavé los dientes, vomité y volví a lavarlos. Mientras escupía el agua sentí un corte en la parte interior del labio. Aunque no me dolía, era profundo, como si faltara un pedazo de carne. En el espejo casi no se notaba, para verlo tenía que doblar el labio y tirar hacia abajo.
Ahora, cada vez que mi mujer me da un beso, su lengua se demora en aquella cicatriz.
Dejo para este cuento Bittersweet Symphony de The verve en versión en vivo para Live8 de Coldplay y Richard Ashcroft (cantante de The verve). Aunque llegó a hartarme creo que es un tema excelente.