Thursday, August 30, 2007

El otro día subimos con amrai a la terraza. Había una luna llena increíble, brillaba en todo el cielo. La ciudad parecía iluminada de un gris azulado que le daba a todo un color de conjuro, como si Buenos Aires no fuera más que un hechizo. Pero lo que más me gusta de la luz de luna es la sombra que poryecta. A pesar de la falta de contraste, los contornos parecen más definidos y si, uno se pierde unos segundos en aquella negrura, las sombras ganan volumen. Y una sombra de tres dimensiones es algo que sólo me puede maravillar.

2 comments:

Mariano said...

Y el cielo, ¿llevaba en su vientre hilos de luz?
Texto alucinado.

Anonymous said...

una vez lei que las casas pintadas a la cal brillan mas a la luz de la luna loco no?