No tengo idea de por qué me levanté a las siete de la mañana. Encima, mis dos alumnos de hoy postergaron sus clases así que no tengo obligaciones hasta las dos de la tarde. Cinco horas para dedicarle a Saer y a Kawabata.
Una vez más, en El Entenado, Saer demuestra lo groso que es y aún así no me termina de gustar. Es que los protagonistas de Saer pocas veces son realmente protagonistas de sus novelas, ese rol lo cumple más que nada la prosa impecable del tipo. Muchas veces da la impresión de que los personajes están ahí sólo para ver lo que Saer quiere contar y eso me hincha las pelotas. Claro, soy de esos anacrónicos que les gusta las novelas centradas en personajes. Y también, me canso de tener que buscar los sujetos de sus oraciones de diez líneas.
Mil grullas, pequeña novela de Kawabata, es un despliegue de japonesidad. Tiene estas relaciones cruzadas que tanto gusta este autor y que tan bien le sale. Ahora que pienso, Old Boys también tiene algo de esto pero en kawabata no está forzado. Tal vez porque no espera hasta el final para develar la trama de relaciones. La necesidad de una última escena explicativa es lo que me molesta de la película coreana. En cambio, en Mil grullas, uno puede ver cómo se van formando la trama de relaciones y cómo pesan las miserias, los deseos y la humanidad de los personajes.
Monday, August 13, 2007
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