Pueblo 2 (Azul). Día 2.
Salimos en el auto en busca de nuestro hotel. Después de perdernos varias veces, preguntar en lugares que estaban llenos y otros que no nos convencían, decantamos en el Hotel Blue. Sí, el Hotel Blue, de Azul, con su cartel de neón azul. Nos atendió un tipo que parecía sacado de una road movie. El típico psicópata reprimido que guarda cabezas de muñecas maquilladas en el placard. Nos resignamos: estábamos cansados y era barato. Cada uno disponía de dos camas simples. Los bolsos volaron a las camas de sobra y nos desmayamos en las otras dos.
Claro que no logramos levantarnos para la función de teatro. Pero lo tomamos con calma: V se fue a la ducha y yo puse Elvis y me senté a escribir. Imaginen esta escena: un cuarto lúgubre de un hotel de ruta, una ventana en la que sólo se ve la lluvia que cae sobre un techo cercado por paredes, el televisor en silencio puesto en cualquier canal y Elvis de fondo. Sólo me faltaba un Jack Daniels.
Salimos derechito hacia La Trattoría para desquitarnos del desplante del almuerzo. Exquisitas rabas, pastas, Trapiche Cabernet, un agua: 120 p. L me había mandado un mensaje con un par de lugares para tomar algo. Fuimos al primero. Cobraban entrada, creo que porque toban unos tipos. Como no se nos ocurrió otra opción, entramos. Nos recibió un tipo que ofrecía tequilas. No supe distinguir (es que de tequilas no cazo uan y ya venía picado) si era un muy buen tequila o si estaba diluido. Nos sentamos a tomar la cerveza incluida en la entrada y a tratar de no escuchar una banda realmente mala. Desde la adolescencia que no escuchaba tocar tan mal. Esperamos que se armara bailongo pero la banda insistía. Así que nada de bailongo. Partimos sin rumbo fijo y dando vueltas encontramos un pool. El pool. Un galpón enorme, con cinco mesas y decorado con lo que encontraron por ahí. Dos lámparas del tamaño de una persona, armadas con vidrios de colores, colgaban del techo y le daban toda la onda al lugar. Había una rockola que también pasaba el videíto del tema y estaba puesta al taco. En fin, Margarita era un buen lugar para tomarse algo. Pedimos un vino.
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