Tuesday, February 27, 2007

Acabo de ver Happy Feet por segunda vez en una semana. La película no me parece tan buena en su guión pero la animación y el grado al que se llegó con la generación de imágenes por computadora me hipnotizan. Lograron que unos pingüinos se muevan con una gracia increíble. Uno los ve bailar con sus patitas y dan ganas de bailar también. Y lo que me matan son los pingüinos bebés.

Todo eso no existe. Son sólo unos y ceros escritos por alguien. ¿Qué onda? ¿Hay algo que no puedan hacer? Creo que mientras no hagan un plano muy cercano a texturas, todo lo demás puede ser reproducido por computadora. Y eso me da un poco de miedo y de vértigo.

Seguro que estoy pensando boludeces pero acabo de relacionarlo con los realities, como Gran Hermano. Parece que la onda ahora es exponer lo que se supone más real. Así como la tecnología avanza para que unas animaciones sean iguales a la realidad, la televisión dejó de lado lo expresamente ficcional por la realidad más vacía, mentirosa y patética. Como si la ficción hubiese dejado de ser atractiva. Aún cuando los dos casos se sostienen de un guión, de alguien que escribió un argumento con un proyecto estético, por más feo que sea, el argumento tiene que ser mínimo y esconderse en el centro, detrás de la exposición más cruda. En la superficie, lo que se ve tiene que ser personas lindas con discusiones vacías; animaciones de pingüinos casi reales con ojos azules; fotos fotochopeadas hasta el plástico; prosa que deja de tener vida para convertirse en un gran vidrio polarizado.

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