Tuve dos sueños, o dos partes de un mismo sueño:
Vivía en una ciudad apocalíptica, con edificios derruidos y en un permanente estado de sitio. Estaba embarazado. Sisi. No sabía bien cómo, los doctores decían que existían casos de embarazos espontáneos masculinos, y yo era uno de ellos. Mi papá me llevaba a la consulta médica.
Por momentos era el piloto novato de un avión de pasajeros, por momentos el copiloto que trataba de enseñar al piloto y por momentos un narrador testigo fuera de los dos. El piloto volaba muy mal, casi choca un par de veces y atravesó un cartel en el despegue. En un momento el copiloto se queda dormido y se despierta porque está cagado de frío, mira a su alrededor y se encuentra casi fuera de la atmósfera. El altímetro ya ni marca ninguna altura. Le dice al piloto que baje. Desde afuera veo cómo el avión cae en picada sobre la península de Corea. No logra estabilizar el vuelo y se estrella contra el piso. El copiloto, que vuelvo a ser yo, sobrevive y el piloto, que también soy yo, también. Están sobre la costa, junto a un mar paradisíaco.
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