Wednesday, November 15, 2006


Hace algunos años, en un curso de fotografía, me enseñaron que los colores son relativos. No sólo relativos a la luz que se refleja en ellos ni a quien los mira sino también a los otros colores que lo rodean. Esto se llama contraste y es algo aplicable a casi todo, maravilloso. Supongamos que se nos ocurre una escena: chabón estrella (creo que es la primera vez que escribo este verbo) guitarra contra espejo. Si uno escribe que alguien va rompiendo cosas en un frenesí de destrucción y entre esas acciones está nuestra escena, va a ser una más de las acciones enumeradas. Pero si se escribe que el chabón está tranquilo escribiendo un tema y de pronto estrella la viola contra el espejo, esa acción va a quedar resaltada por el contraste. Hay quienes hicieron del contraste todo un arte.
Por lo general estoy de buen humor y feliz. Hay muchos textos en este blog que demuestran lo contrario. Lo que sucede es que las pocas veces que estoy triste y enojado contrasta tanto con el resto que me sorprende y quiero dejar registro de eso. Ayer, el calor me puso de un mal humor horrible. En el ámbito de las relaciones humanas, mi mal humor consiste en no querer hablar con nadie porque mi nivel de paciencia es casi nulo. Como no tengo ganas de enojarme opto por insularme . Pero la gente, tal vez extrañada por este evento tan particular, empieza a hacerme preguntas de por qué estoy de mal humor, ¿estás bien?, ¿qué te pasa?, pero contame, ¿por qué no me contás? ¿POR QUÉ NO SE VAN A LA PUTA QUE LOS PARIÓ? En fin, por suerte hoy no hace calor y estoy contento.

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