Me encanta andar en bicicleta. Siento que me aísla del mundo. Si pudiera leer o escribir mientras estoy sobre los pedales, no me bajaría nunca. El otro día por primera vez anduve bajo la lluvia. Fue algo glorioso. Soledad de una violencia pacífica, como un tren que cruza la estepa. Un tipo de belleza que nadie se detiene a escribir, y está bien que así sea. Una sensación tan placentera que lo hace peligroso.
PD: qué lindo ser tren, el transiberiano.
PD: qué lindo ser tren, el transiberiano.
1 comment:
mi recuerdo de bici+lluvia también es glorioso, muy.
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