Wednesday, July 18, 2007
Una vez, después de perderme como en un sueño por equinas y diagonales, llegué a una plaza cubierta de flores azules. En el centro, la estatua de árbol daba sombra a unos bancos. Me senté, la espalda apoyada en el respaldo de grandes hojas verdes. Al poco tiempo se acercó una chica y supe en ese instante que iba a conocer a la mujer de mi vida. Caminaba hermoso. Se sentó junto a mí y hablamos de trompos y de panqueques con dulce de leche. Dijo que me amaba. Dijo que tenía que irse, que por favor volviera a la tarde siguiente, que quería estar conmigo. Me fui al atardecer, después de que ella se perdiera entre patas de elefante. Me alejé como si despertara entre calles y cordones. Cuando quise regresar al otro día, me fue imposible encontrar la plaza. Ningún mapa la señalaba y los vecinos no la conocían. Durante años quise volver a perderme por las mismas esquinas, las mismas diagonales, pero nunca funcionó. Ahora comprendo que aquella tarde fue lo único real en mi vida y que todo el resto es sólo un sueño.
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2 comments:
esta onda revival te está haciendo escribir mu mu bonito...
Gracias, pauli. Estos dias escribir es lo único que me salva. Aunque si sigo con lo revaival y no encuentro alguna nueva fuente, pronto se me va a acabar.
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