¿cap Y?
No sé dónde va a ir esta escena. Lo más probable es que no vaya en ninguna parte pero era necesario escribirla. Yo necesitaba escribirla.
Andrea abre los ojos, me mira, cierra un puño y se golpea en la cara. Llora con los párpados apretados, las mandíbulas apretadas, y vuelve a golpearse. ¿No entendés?, grita, tal vez me grita. Y no entiendo. Ya no trato de entender, de detenerla, ya no le agarro las muñecas, ya no la abrazo. Llora con rabia, con hambre, llora como si matara a alguien que merece la muerte. Salgo del cuarto. Me paso las manos por la cara y presiono con fuerza mientras avanzan hacia el pelo. Tal vez sequé una lágrima. Camino dos pasos. Yo también quiero llorar. Yo también quiero golpearme. Muevo la silla para sentarme pero me quedo de pie. Busco el atado de cigarrillos y el encendedor. Me acerco a la puerta del cuarto: Andrea llora contra la almohada. Salgo del departamento. Camino rápido. Entre los hombres que pasan por la calle, busco al más corpulento, lo alcanzo y le pateo la rodilla.
El papel húmedo se desahace en mi puño. Un tipo me mira a través del espejo del baño mientras intento quitar las manchas de sangre y la mugre de mi cara y de la ropa. Cuando se abre la puerta, la música del bar se mezcla con un zumbido en mi oído izquierdo. Los pasos que me llevan hasta el pasillo me hacen recordar el dolor en la pierna. Con cuidado, bajo las escaleras y salgo a la calle. Camino hasta casa. Abro la puerta y, tal vez por miedo al llanto de Andrea, tengo terror a su llanto, avanzo en silencio. La luz del cuarto es la única encendida. Tres paredes blancas y una verde claro rodean el relieve que esconde a mi mujer. Despacio, sin levantar el cubrecama, me acuesto junto a ella. Giro para darle la espalda, no quiero que mi respiración agitada la despierte. Mientras pienso que dormir podría hacerme bien, no puedo dejar de mirar el dolor de la pared verde.
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