mini flashback
falta corregirlo, pero ésta es la historia.
Cuando caminábamos por la noche de una ciudad extraña, nos cruzamos con dos tipos simpáticos. En realidad, esa forma de hablar, esas expresiones, hacían que todos fueran simpáticos. Ellos estaban borrachos, nosotros no. Les preguntamos a dónde se podía ir a esas horas en esa ciudad. Nos contaron de un lugar a unos veinte minutos de distancia. Sólo me tomó dos minutos entender que uno de ellos era un pelotudo. El pelotudo, también el más borracho, trataba de acercarse a Andrea. Al principio sólo me aseguraba de que se mantuviera apartado, después caminé entre ellos pero de alguna forma el tipo coseguía mantenerse cerca. En un momento vi que apoyaba la mano en su cintura. Aparté su mano de un golpe, pero no hice nada más. No sólo no dije nada sino que seguí caminando hacia este lugar desconocido. El tipo volvió a poner la mano en la cintura de Andrea. Quité su brazo y, otra vez, seguí caminando. Todavía no sé por qué no lo cagué a trompadas. Ni siquiera estoy seguro de que haya sido por miedo. Él estaba borracho y yo sobrio. Su amigo no hubiese hecho nada. Y yo no hice nada. Si hubiese decidido separarnos de ellos, ni siquiera era necesaria una pelea. Pero no lo hice. Por alguna razón, en ese momento, no podía tomar una sola decisión. Nunca le pregunté a Andrea por qué no había dicho nada, tenía miedo a la sola mención de aquel episodio. ¿Vamos?, dijo ella y sólo pude seguirla. Nunca me tuve tanto asco, tantas ganas de vomitarme. Sacar toda la mierda que soy fuera de lo que soy. Y llorar. La noche siguió otras dos horas, entre cafés o cerveza, no lo recuerdo.
No vomité, sigo siendo quien soy.
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