Monday, April 24, 2006

Me desperté de mal humor pero, cosa increíble, trabajar un par de horas me hizo pasar a un estado de felicidad. El día es precioso, mi casa es hermosa y dicen que escribo bien. Algo que había ayudado a mi tristeza bronca del fin de semana ahora lo tomo como pura felicidad. Paso a explicar. Quintín, alguien de quien no había leído nada hasta el momento, se puso a leer una antología, La joven guardia, donde hay un cuento mío, el último del libro. En las críticas hay cosas buenas y malas. Pero también hay palos innecesarios. Tal vez esos días Quintín estaba de mal humor o pasaba por una etapa difícil de la vida. Dejé de leer las críticas con la decisión de tampoco leer cuando saliera la de mi cuento y mi libro. Claro que no pude resistirme. Y lo peor de todo es que me trataba bien. Aunque me esforcé por seguir pensando mal del tipo, la vanidad trajo algo de felicidad a una noche de fin de semana. Me pareció bastante patético de mi parte. Me di cuenta de que ni siquiera respetaba mis propios principios y decisiones.
Hoy volví a leer todas las críticas de todos los cuentos y tengo que reconocer que muchas veces Quintín tiene razón. Incluso en mi caso, cuando critica la segunda parte de la novela. Lo extraño es que hoy no me siento mal por sentirme bien. Hoy no creo que que no tengo principios. O no me importa. No sé.
La noticia es que hoy me siento bien.

1 comment:

Mata said...

Sí, publiqué una novela y algunos cuentos, incluído el que hago referencia. Perdón que no lo conté antes. La razón es que al principio este blog sólo iba a ser destinado a la novela del pobre muchacho, pero no pude evitar caer en el diario personal. Es algo que no quería pero no creo que esté mal.

Gracias, yo también me alegro.