Ya tengo asumido que este blog, además de cuidar de una novela en crecimiento, también va a ser mi diario, el diario que nunca tuve. Ahora me doy cuenta de que caí en lo que no quería caer. Y no me parece mal.
Ayer, quien sería Andrea se quedó a dormir en casa. Vino a visitarme pero en el camino se enfermó. La chabona llegó, se acostó y no podía levantarse de la cama. Se hizo de noche y se sentía mal como para volver a su casa. Dormimos en el mismo cuarto. Estaba contento de que se quedara a dormir y más contento de despertarme con ella. También me gustó cocinar, hacerle té y café, buscar bayaspirina c en el quiosco de la otra cuadra. Cuidarla, digamos. A la mañana, desayunamos, charlamos un poco y se fue. No cogimos. Claro que si se hubiese dado el caso, participaba feliz de la vida. No se dio, no lo busqué y está más que bien que haya sido así.
Voy a poner una escena exatamente igual en la novela. Después que el tipo ya ni piense en Andrea, la chabona va a aparecer. El tipo va a pensar bocha de cosas pero al final le va a pasar lo que me pasó a mí. Y va a sentir que eso es lo más real que podía pasar.
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