Creo que nunca me vengué de nadie. Me cagué a trompadas pero no por venganza. ¿Es tan satisfactoria como se cuenta? ¿Es dulce? Me parece que una vez que el proyecto de venganza se instala en nosotros no hay forma de satisfacerlo. Es como ser adicto a algo. En el caso de la venganza tal vez es peor. Porque después de hacer mal al otro no te queda más nada. No es que podés comprarte otro pucho, otra botella o más merca. Pero entiendo que el hambre que provoca puede ser más desaforada que cualquier adicción. Supongo que cuando se instala con tanta fuerza es que desde el principio esa persona no le encontraba sentido a su vida. Una venganza es un objetivo, que no es poco. Memento, alta película, habla un poco de esto. Ahora que comprendo que hay una película que ya dijo lo que yo tenía para decir, me llamo al silencio.
Bueno, hay algo de lo que no habla. Existe un sentido para la venganza: el miedo a la venganza. Es como el miedo al sistema penal. Las cárceles no existen para educar a nadie sino para que el resto de la sociedad tenga miedo de que los metan dentro. Por eso, cuanto más piores, más funcionales para un estado. Tener conciencia de que el otro puede vengarse reprime algunos impulsos para dar un equilibrio medio choto a las relaciones humanas.
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1 comment:
Para mí la venganza se alimenta del rencor, y el tema con el rencor es que corroe a quien lo siente. Por eso para mí surge la venganza: si vos le guardas rencor a alguien en realidad el que se jode sos vos, solo vengándote podés joder al otro.
Muy al pedo, sí, es seguir pegado al otro, vivir en función de otro. Una manera también de no hacerse cargo de la propia vida no?
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