La clave de todo: hacerse cargo.
Hoy hablaba con un amigo acerca de la capacidad que tiene los japoneses para llevar los relatos hasta las últimas consecuencias. Sea en literatura o cine (de las demás ramas del arte conozco nada), se hacen cargo de lo que cuentan y no se comen los mocos a mitad de camino. Me contaba que en una película de Takashi Miike (una que todavía no vi) una mujer se retuerce las tetas hasta sacar el último gramo de leche, después de que su esposo viola a su hija. En un libro de Tanizaki, después de que una chica sufre un accidente y queda desfigurada, no quiere ver más al novio porque le da vergüenza. Entonces, éste buen muchacho se saca los ojos para poder estar con su amada, a quien le encanta esta acción de despojo. Esto es contar una historia, hacerse cargo de una historia y de los personajes a los que se les da vida. La ñoñez de muchos relatos, en especial yanquis, puede exasperar. No tiene que ver con la violencia de las escenas sino con el dramatismo del relato. El de tanizaki es muy difícil (tal vez imposible) de conseguir en castellano pero, si tienen ganas de leer algún japonés, pueden probar con Lo bello y lo triste de Kawabata (premio nobel suicida). Películas es mucho más fácil. Mis preferidas: todas las de Kitano y de Miyazaki.
PD: claro que hay muchos artistas que no se comen los mocos y tampoco son japoneses pero ya hablaremos más tarde de estas personas.
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5 comments:
la leche la medís en gramos?
je.
cuando uno quiere disimular que no va a matar a alguien, se pone una cara de boluda convincente (me sale bien, al menos en el sueño) y se miran las propias manos como quien no quiere la cosa...
sí, cualquier cosa que tenga masa (o sea, cualquier cosa) se puede medir en gramos. JA.
gramos fuerza, será.
yo hubiera puesto gota, o, para seguir físicamente precisos, mililitro.
JA.
yo también hubiese puesto gota.
buscando info de tanizaki ( sobre una obra de teatro del tipo) llegué a tu blog. La obra que citás está editada en "7 cuentos japoneses" es difícil de conseguir (bah, yo consigo una edición trucha de ese libro) y el cuento se llama LA HISTORIA DE SHINKIN.
Lo que es más, no es un accidente lo de la mujer, sino que otra mujer envidiosa y resentida, le tira ácido en la cara.
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