Pero qué frío, qué nublado y qué fiaca. No puedo terminar de arrancar. Ya éste es el tercer café que me hago pero no funciona. Supongo que llega un punto en que el organismo se acostumbra y deja de reaccionar ante esta clase de estímulos. Algo así como estar en pareja por más de tres años: los besos besan menos, las caricias ya no acarician tanto pero tu espalda desnuda sigue siendo maravillosa. Supongo que, con algo de suerte, lo que se perdió en caricia y beso se invierte en amor. Pero es sólo una suposición.
Acabose de ocurrírseme algo: vamos a catalogar los textos por colores. Negro: intento de literatura; azul: mezcla entre literatura y boludeo; vede: boludeo; rojo: exabrupto. Y el naranja me lo reservo.
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