Tuesday, June 27, 2006

Hoy en una clase, para destrabar una historia que no terminaba de cerrar, le pedí a una alumna que hiciera una especie de lista paterna. Escribimos Papá, qué hijo de puta: anécdotas que merezcan puteadas; Papá, qué groso: anécdotas que merezcan un reconocimiento. Claro que nunca terminó de escribir todo lo que tenía para decir, pero empezó en clase y pensaba terminarlo en la casa. Era una simple lista sin ninguna pretensión literaria y ni siquiera esperaba que la leyera en clase. Pero me iba contando algunas cosas, cosas que valían la pena contar pero que nunca había incluído en sus textos. Está jodido enfrentarse a las historias familiares y por eso creo que todos los que quieran dedicar parte de sus vidas a escribir deberían, al menos una vez, contar algo de la familia. Queramos o no, ahí vive mucho de nuestras verdades.

4 comments:

paulenka said...

mata, mata
comparto lo de escribir la familia
no comparto obligar a los demás a leerlo
o simplemente esperar que los demás lo lean

en fin

Mata said...

P: no entendí lo de obligar.

paulenka said...

"obligar, obligar" quiere decir publicar bajo la apariencia de una novela una sesión de psicoanálisis...
pero dejá, es mi problema después de haber leído MUCHA mierda familiar hecha "literatura"

Anonymous said...

Enjoyed a lot!
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