Saturday, June 17, 2006

Golpeé el micrófono dos veces. Antes de empezar la conferencia, pedí un minuto de silencio por el fallecido Dr Ragnotti. Muchos bajaron la cabeza, otros miraban el techo de aquel enorme salón, como si trataran de adivinar a dónde le había tocado ir al buen doctor. En ese momento, de mi estómago surgió un eructo que se prolongó durante varios segundos. Todos aplaudieron con energía.

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