Son todas iguales.
Andate a la puta que te parió, fue lo último que me dijo la mujer de mi vida. Ahora todas las mujeres tienen ojos de caramelo, dos lunares en el cuello como mordida de vampiro y hoyuelos que anuncian una sonrisa. ¿Pero por qué tenés el pelo largo? ¿Por qué es tan difícil besarte la nuca? ¿Por qué me acariciás de esa forma la espalda? ¿Quién sos? ¿Qué hacés en mi casa?
Andate a la puta que te parió. Ella -cartera, zapatos, saco y corpiño en mano- cierra la puerta con furia.
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1 comment:
D: no te preocupes, en realidad ya está algo superado. Ahora es más un recurso literario que un clavo oxidado perforando a martillazos mi pulmón. Ya una vez la traje de vuelta para darme cuenta de que no funcionaba. Ahora es una persona que adoro, una persona importante en mi vida pero que ya dejó el espacio para que pueda seguir. Sólo es cuestión de encontrar otro clavo.
Gracias.
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