Thursday, March 29, 2007
"Unpluggeame"
El otro día aprendí que nuestra mirada funciona con puntos de referencia. Es decir, si uno está en un bar y hace un paneo rápido, de izquierda a derecha, probablemente vea a la mesera (ese delantal que le queda tan bien), al tipo que acaba de tropezarse, la máquina de expreso, las escaleras del baño y otra vez la mesera que se cruzó toda la sala. ¿Y lo que estaba en el medio? El cerebro decide no guardar la información entre los puntos de referencia por no creerla relevante. Sería como guardar en la compu data que no sirve pa nada. Para crearnos el espacio en el que se vive, el cerebro rellena los puntos intermedios pero sin detalles. Por eso si queremos recordar algo entre los puntos de referencia, vamos a tener que volver a mirar. Durante los últimos dos siglos, gran parte de nuestros estímulos visuales fueron invadidos por la publicidad, por esa necesidad evangelizadora de querer vendernos perfumes, ropa y suegra. Esto hizo que el cerebro cambie su criterio a la hora de descartar información. Por eso las publicidades tienen que ser cada vez más llamativas para captar nuestra atención ya estupidizada de ver tanto culo y teta. No me quejo para nada del culo y la teta, pero a veces son tantos los estímulos que uno se siente acosado, agobiado, claustrofóbico.
A mí me pasa, no sé si es general, que cuando voy a un lugar donde la cantidad de estímulos forzados deciende, el espacio parece más amplio. No más grande, sólo más amplio. Supongo que es porque, con nuestro cerebro atrofiado no encontramos puntos de referencia y la distancia entre ellos es mayor.
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