Regresamos a la novela. Posible flashback.
La cama hacía el ruido que siempre hace cuando se está cogiendo. Las sábanas ya se habían apartado para dejarnos el colchón de costuras en curvas y flores azules. Yo estaba sobre ella, cuando creí ver que lloraba. Pocos segundos después, tuvo un orgasmo que sus dientes marcaron en mi hombro. Ninguno de los dos dejó de moverse. Ella abrió los ojos. Con las mandíbulas apretadas, parecía a punto de gruñir. Ahora, en cada parpadeo, las lágrimas caían hacia sus orejas. Me alejé. ¿Qué pasa?, dije. ¿No entendés?, gritó ella. No, nunca te entiendo, quise decirle. A gatas retrocedí para encontrar la orilla de la cama; dos pasos más hasta chocar contra la pared. Ella sentada todavía me miraba fijo como si fuera a saltar para clavarme colmillos y garras. Con la cabeza gacha entre los brazos que rodeaban sus rodillas, gritó sin abrir la boca. La luz de la ciudad pintaba su contorno izquierdo: las ondulaciones de su pelo que bajaban hasta el hombro, las costillas marcadas debajo de la curva de su pecho, los dedos que apretaban el brazo y la pierna coronada por un codo demasiado agudo. Sin levantar la mirada dijo perdón. Dijo algo más que no quise escuchar. Me vestí, sin los calzones ni las medias, y salí del departamento. Por un momento no supe hacia dónde caminar. Elegí un semáforo que birllaba rojo. En las vidrieras de negocios cerrados, me di cuenta de que estaba vestido todo de negro y que mi pelo despeinado me daba varios centímetros más de altura. En la esquina del semáforo, vi a lo lejos la silueta naranja de un micro escolar. Caminé hasta el centro del cruce, donde los árboles hacía la noche más profunda. Volví a mirar la figura naranja y me acosté sobre el asfalto. Ya no quiero esto, me dije y cerré los ojos. Me esforcé por recordar momentos alegres, fotografías de nuestra felicidad. Algo tenía que haber después de estos años. Recordé la escalada a una montaña y cómo a pesar del terror en sus piernas logró bajar todo el trayecto sin mi ayuda; un recorrido en bicicleta por la ciudad, el casco demasiado grande para ella; noches de lectura en voz alta. Pero en cada una de esas sonrisas de la memoria ella parecía mirar por sobre su hombro. No importaba qué tan lejos nos fuéramos, cuán rápido corrieramos o si cerrábamos puertas y ventanas, aquella sombra vivía con nosotros. Entonces comprendí: nunca fuimos solo dos. El sonido de los motores se acercaba, abrí los ojos. Nubes iluminadas de ámbar y cables que cruzaban de edificio a edificio, pared naranja, paragolpes plateado y patente que empezaba con una X, tubos negros, todo negro: la perfecta caída a un pozo. Pero otra vez las nubes. Me incorporé; desde donde estaba sentado podía distinguirse la ventana de mi departamento y una luz que se encendía.
johnny cash - NIN`s hurt
Sunday, May 20, 2007
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4 comments:
I hurt myself today
To see if I still feel
I focus on the pain
The only thing that's real
The needle tears a hole
The old familiar sting
Try to kill it all away
But I remember everything
What have I become?
My sweetest friend
Everyone I know
Goes away in the end
You could have it all
My empire of dirt
I will let you down
I will make you hurt
I wear this crown of shit
Upon my liar's chair
Full of broken thoughts
I cannot repair
Beneath the stains of time
The feelings disappear
You are someone else
I am still right here
What have I become?
My sweetest friend
Everyone I know
Goes away in the end
You could have it all
My empire of dirt
I will let you down
I will make you hurt
If I could start again
A million miles away
I would keep myself
I would find a way
Aburrite más seguido, che, que tus vueltas valen la pena.
j.c.: gracias. Espero que me dure.
Bieeen chamaco.
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