A veces me da la sensación de que la gente viene a mis clases como una forma de terapia. En algún punto me parece lógico, incluso sano. Además, se siente bien que las personas confíen en uno y lograr una conexión con otra alma. Pero la verdad es que quedo agotado. No sé cómo harán los piscólogos con cinco, diez pacientes al día. Tal vez están entrenados para no involucrarse tanto, no sé. Tengo la teoría de que uno escribe en un intento de conectar con el universo; entonces, si la gente viene acá a tratar de comunicarse, no puedo no sentirme involucrado, ¿no? Encima siempre les pido que sean sinceros cuando escriben. No la sinceridad pusilánime sino la sinceridad de alma, de contar lo que en realidad se quiere contar, de abrirse para poder conectar con el otro. Sería contradictorio y bastante choto de mi parte no estar preparado para recibir todo eso.
Perfecto. Ahora me descargué yo. Gracias, blogcito, por escucharme.
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