Tuesday, April 10, 2007

Ayer, en una charla con Axel, hablábamos acerca de crear a partir de una base. Tener una base para mutarla y que sean las mutaciones quienes cuenten la verdadera historia, que la diferencia entre los términos lleve la parte más importante del significado. Él lo estaba haciendo con música y un video en loop. Yo trataba de pensar un ejemplo en la literatura. Estoy seguro de que los surrealistas deben haber hecho algo parecido pero en mi mente perezosa no llegó ningún otro ejemplo más que Construcción de Chico Buarque. En fin, éste es mi intento de mutación:



Al despertar escuché que alguien, con ansiedad, tocaba el timbre de casa, miré la noche en la ventana. ¿Cuándo ibas a aprender a llamar por teléfono? Tal vez algún día, tal vez nunca. Caminé por el pasillo y abrí la puerta. Atravesaste la nube de humo de tu cigarrillo para, sin decir una palabra, empujarme hacia la cama mientras buscabas mi boca. Entonces supe que no había nada mejor que estar a tu lado. Antes de quedarnos dormidos, arrojaste el teléfono hacia el amanecer. Y, una vez más, todo giró para acomodarse en su lugar.

Al despertar te miré dormir, parecías esperar que otro sueño entrara por la ventana. ¿Cuánto más ibas a quedarte conmigo? Tal vez hasta que despertaras, tal vez hasta que yo despertara. No quería levantarme y que todo aquello se convirtiera en humo. Entonces, sonó el teléfono. Traté de alcanzarlo, estaba de tu lado de la cama, pero ya era tarde. Tus ojos se abrieron y giraste para atender. Mientras encendías un cigarrillo pensaba que hacía tiempo que quería decirte algo pero, una vez más, me faltaron las palabras.

Al despertar te busqué como si me faltaras pero me mirabas desde la ventana con un cigarrillo en la mano. ¿Me quedé dormido? Hace una hora, tal vez más. El humo que surgía de tu boca giraba sobre la cama. Sonó el teléfono, atendiste, tenías que irte. Entonces apagaste el cigarrillo, te vestiste y vi tu sombra avanzar por el pasillo hasta la puerta. Quise decirte que no te fueras pero había perdido las palabras. Una vez más, me quedé acariciando tu lado de la cama.

Al despertar pensé que sería de noche, pero el sol todavía me esperaba en la ventana. ¿Cuánto había dormido? Tal vez una hora, tal vez todo un día. Me levanté y tuve que volver a sentarme en la cama. El cuarto giró por unos segundos hasta que volvió a caer en su lugar. Entonces me di cuenta de que ya no estabas, de que tendrías que estar pero que te habías ido sin decir una palabra. Sonó el teléfono pero los timbrazos se apagaron antes de que pudiera encontrarlo, una vez más, de tu lado de la cama.

Al despertar supe que no podía esperar nada de aquel día. ¿Cuántas veces había soñado con ella? Tal vez veinte, seguro demasiadas. Me levanté con la certeza de que faltaba para que saliera el sol. Todavía el mundo debía seguir girando para quedar en el mismo lugar. Entonces me di cuenta de que era mejor volver a dormirme. Arrojé el teléfono por la ventana, encendí un cigarrillo y miré el humo. Una vez más, tenía hambre de apagar todo, de que ya no existieran las palabras.

Al despertar busqué el sol en la ventana, pero me esperaba la noche. ¿Cuándo iba a acordarme de algún sueño? Tal vez mañana, mejor nunca. Me levanté y caminé unos pasos, faltaba algo. Giré para recorrer el cuarto con la mirada pero detrás de lo que parecía humo todo estaba en su lugar. Entonces, me di cuenta de que el teléfono no dormía junto a mi cama. Sonó el timbre. Caminé por el pasillo entre sombras apagadas, mientras observaba a los lados como quien espera encontrar la palabra correcta. Una vez más, el timbre sonó ansioso.




PD: dejé construcción en la cuenta de gmail marxisismo.

5 comments:

Anonymous said...

Raymond Queneau, el abuelo de paulenka colecciona ediciones de este librito, yo tengo unos cuantos ya, si queres te paso alguno...

Queneau elaboró estos "Ejercicios de Estilo" como todo un manifiesto en contra de la separación tradicional entre teoría literaria y práctica de escritura. A partir de la construcción de 99 variaciones sobre la anécdota escandalosamente trivial que sirve de punto de partida, surge esta obra sorprendente que aúna ironía , ingenio y sabiduría retórica. Imperdible..
ausencia!

Anonymous said...

queneau no es el abuelo de paulenka, el abuelo de paulenka es quien tiene admiracion por queneau!
estoy peleado con los puntos y las comas!!!!
ausencia!

Mata said...

sisi. Leí el librito hace unos años, me llegó de las manos de paula. No lo había pensado, pero también cuenta una historia a través de los cambios. Lo que pasa es que esas mutaciones no cuentan nada de la historia de los personajes sino otra distinta. Bah, no que yo recuerde.

Anonymous said...

no dejaste el texto en el gmail

malo

Mata said...

sí que dejé. es una canción y también dejé la letra.