Acabo de terminar de leer un cuento: La tumba de las luciérnagas de Nosaka Akiyuki. Miyazaki con su Estudio Ghibli hizo una adaptación de esta historia. Me acuerdo de haber ido al San Martín a ver la versión animada. Salí del cine con el cuerpo a punto de explotar en lágrimas que no salían. Es una película maravillosa pero que no se apiada de nada, menos del espectador. El cuento, a pesar de una traducción no del todo buena, también es genial. Pero Miyazaki lo superó. Se aferró a un detalle que el escritor pierde después de la primera escena, a una simple cajita de caramelos, para cortarnos la piel con su relato.
Advertencia: vean la película cuando estén en perfecto estado físico-psíquico-mental.
Monday, April 07, 2008
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