Monday, April 14, 2008

Hoy vienen a arreglar mi heladera y tengo que pagar 220 pesos para que le pongan un parche. Es una de esas heladeritas gnomos que tienen una sola puerta y el congelador ocupa una pequeña porción en la parte de arriba.

El otro día, en un ataque de voluntad extremo, decidí que el bloque de hielo que se había formado en el congelador ya no podía convivir con nosotros. Principalmente, porque en la poca luz que quedaba entre las paredes de escarcha no entraba ni una cerveza. Así que desconectamos la heladera, abrimos la puerta y dejamos que el hielo cediera ante nuestra paciencia. Pero pasaron 5 horas y todavía no entraba una botella. Entonces tuve que recurrir a mi inteligencia y sabiduría. Agarré uno de esos limpiadores con spray que estaba casi vacío y lo llené de agua caliente. Probé unos segundos y parecía funcionar. Me acerqué una silla y tomé posición frente a mi enemigo. De a poco, con la paciencia oriental que caracteriza a todo uruguayo, fui ganando terreno. Llené tres veces el contenedor con agua caliente. El dedo empezó a cansarse y Tilsa decía que se me iba a acalambrar. Pásame un cuchillo, (ella habla de pásame porque es peruana). Comenzó a golpear el hielo con la punta del cuchillo mientras trozos blancos caían al piso. Con el entusiasmo que caracteriza a toda persona que usa vincha, le pasé el martillo de madera para carne. Con cada cincelazo, el hielo se partía en pedazos más chicos. Quise también divertirme, así que Tilsa me pasó las herramientas. Estuve tallando menos de un minuto cuando ella preguntó: ¿Estás seguro que eso es sólo hielo? Después del siguiente golpe, de la punta del cuchillo surgió un gas blanco que me pegó frío y líquido en la frente. Había pinchado el tubo del congelador

Me escondí en el baño para limpiarme mientras no podía dejar de sentirme, pensarme y decirme: Qué sonso. Así que hice lo posible para quedarme dormido pronto y que hoy sea otro día. Cuando llamé a Horacio, el service de heladeras, quise tratar de esconder la causa de la falla.

-¿Y qué tiene la heladera?

-Se pinchó un tubito.

-¿Del congelador?

-Sí, del congelador.

-¿Lo pinchaste con un cuchillo?

- …

- …

- Sí.

(Me imaginé su labio de abajo mordido por los dientes de arriba mientras de lado a lado su cabeza formaba un gesto reprobatorio)

Así es. Soy un sonso. Pero como soy un sonso generoso, después de pensar que de esto no se iba a enterar nadie porque le iba a cortar la lengua a Tilsa, decidí permitir que todos se caguen de risa de mi desgracia.

Que les aproveche.


luz cheta

4 comments:

ausencia! said...

yo pinche una heladera tambien, es muy tentador darle con el cuchillo, el destornillador y demas elementos, but, siempre falla.
saladito el arreglo, te convenia comprar una nueva por esa plata!

Mata said...

En serio? Uf, qué alivio. Pensé que era el único sonso en el mundo.
No, salen caras las heladeras.

Anonymous said...

una usada!!

Anonymous said...

seremos unos boludos, pero por lo menos somos muchos