Saturday, February 18, 2006

Acabo de tomar una decisión importante acerca del futuro de este blog. Voy a incluir cuestiones personales que me parecen pertinentes para el desarrollo de la novela. Es posible que esto desvíe un poco el contenido del blog de la confección de la novela, pero también es algo cierto que la literatura es autobiográfica. De todas formas, hay que tener en cuenta que esto lo decidí en pedo y que en este momento también estoy algo bebido.

Ayer me dijeron que todas las mujeres deberían enamorarse de mí, y me lo dijo una mujer inteligente y hermosa. Qué bien, ¿no? Yo me siento muy orgulloso. Más que orgullo, vanidad es lo que siento. Qué extraña forma de felicidad puede ser la vanidad, que para colmo riman entre sí. La felicidad también puede ser patética. De todas formas no conozco muchas mujeres que se hayan enamorado de mí. Tal vez una o dos. Y claro que pensé preguntarle si ella estaba enamorada de mí. Y claro que al final no lo hice.

Lo importante para el relato es que la felicidad también puede ser patética. Nuestro protagonista va a elegir la vanidad a cambio de un poco de felicidad, que por más patética que sea, no deja de ser feliz y deseable. En realidad, ya había pensado una escena en la que él muy triste empieza a llamar a todas las minas que conoce. No tanto para olvidar el dolor de la pérdida, que no logra sentir del todo, sino por vanidad. Quiere sentir el orgullo básico y oscuro que llega cuando te cogés a alguien, sin importar mucho quién sea. Claro que cuanto más linda esa otra persona, mayor la vanidad porque hay más competencia para conseguirla. Tiene hambre de sentir algo de felicidad, que puede ser superficial. Pero esa necesidad no está en la superficie sino en una cueva negra en lo profundo de nuestro ser.

PD: ¿coger de tener sexo va con g?
PPD: basta de boludear, tengo que ponerme a escribir

6 comments:

Mata said...

Cierto, las mujeres mienten. Pero la verdad no importa, al menos no le importa a la vanidad.

paulenka said...

mata:
vos antes no eras ni medio vanidoso.
yo, como LA mujer bella e inteligente, te digo que no me enamoré de vos.
pero sí que (ya sabés) te elijo como mi no-pareja.
hasta que la muerte nos separe.

moret said...

hola mata, aquí moret

cojer de sexo, me parece, mejor con j. y cojer con cualquiera sin importar quién, en lugar de alimentar la vanidad, puede llegar a ser perjudicial para la autoestima...depende, claro, qué tan flexible seas con el sin importar quién y qué tan hábil con el photoshop de la memoria.

nos leemos,
besos

Mata said...

Paulenka: no me creo vanidoso. Pero tampoco sufro la vanidad. Si aparece esa forma superficial y patética de felicidad, la disfruto. No aparece seguido porque me sé mucho y sé qué soy y qué no. De todas formas, sigue siendo lindo que te halaguen.
Casi todas las mujeres que conozco no se enamoraron de mí. Pero lo lindo es que te lo digan. Vanidad.

Moret en pijamas: es que la vanidad es algo malo, como la satisfacción de un vicio. Como dije antes, felicidad patética. Pero ese algo malo, ese vicio, ser patéticos, nos hace más humanos.

Anonymous said...

Un consejo si se me permite:

No expliques lo que querés decir haciendo tal o tal cosa en tu novela. Dejá que los lectores descifren solos.

Mata said...

betty: sí, estoy de acuerdo con que eso sería mejor pero también sería lo mismo que un libro. Acá intento compartir el proceso de creación, intento que todos disfruten la literatura desde otro lado: el lugar desde donde yo la disfruto.